Los hallazgos de Chenoweth y Stephan muestran que las principales campañas noviolentas han tenido éxito en el 53 % de las ocasiones, en comparación con el 26 % para las campañas de resistencia violenta. Sus hallazgos desafían la sabiduría convencional de que la resistencia violenta contra adversarios convencionalmente superiores es la forma más efectiva para que los grupos de resistencia logren sus objetivos políticos. En cambio, afirman que la resistencia noviolenta es una alternativa contundente contra la violencia política.
Gran noticia que debería correr como la pólvora en todos los blogs, revistas y mentideros pacifistas. Gran alegría con este argumento histórico y matemáticamente objetivo.
Y gran sorpresa por lo inesperado y gran sorpresa por la diferencia de efectividad a favor de la noviolencia sobre la violencia. En el libro Política noviolenta y lucha social Utopía Contagiosa desarrollaba los conceptos de paradigma de dominación-violencia y el paradigma de cooperación-noviolencia: dichos paradigmas se encuentran en permanente lucha política pero desde posiciones muy diferentes. El paradigma dominación-noviolencia es hegemónico social y culturalmente para intelectuales, políticos y para la mayoría de las personas, mientras que el paradigma cooperación-noviolencia es marginal. Habitualmente todo el mundo asume que la violencia es la única realidad en la política y los conflictos internacionales, en la cultura y en el devenir histórico. Las propuestas noviolentas en dichos campos se consideran irrealizables, meros deseos o sueños de gente que no tiene los pies bien anclados en la realidad política, social y económica. La demostración de Chenoweth y Stephan la podríamos anotar de la siguiente manera: Violencia 26 – Noviolencia 53. ¡Menuda goleada! No sólo habría ganado la noviolencia, sino que lo habría hecho en campo contrario, en el campo del hegemónico paradigma de dominación-noviolencia.
Sin embargo, quienes trabajamos en el pacifismo y en el resto de los movimientos sociales sabemos que han existido y existen muchas resistencias civiles noviolentas, muchas luchas noviolentas que han logrado grandes triunfos históricos; quienes nos consideramos en la órbita noviolenta sabemos que además de los eventos estudiados por Chenoweth y Stephan existen otras muchas luchas sociales que han logrado pequeños y grandes avances de la Humanidad a lo largo de la Historia en cuestiones tan importantes como los derechos civiles, la lucha medioambiental, etc. Gracias a este último razonamiento, los datos que ofrecen Chenoweth y Stephan, quizá se nos quedarían cortos.
Además, los hallazgos de Chenoweth y Stephan son de carácter matemático y su estudio tiene bastante seriedad. ¿Se pueden discutir aspectos de su metodología, se pueden mejorar? Sí. Como siempre y como ocurre en todo. Sin embargo, las matemáticas nos dan un enfoque más objetivo que, inesperadamente, nos da la razón a l@s noviolent@s.
Chenoweth y Stephan
Erica Chenoweth es una politóloga americana, profesora de política pública en la Kennedy School de Harvard y en el Instituto Radcliffe de Estudios Avanzados. Su investigación en resistencia civil inspiró el movimiento ecologista Rebelión o Extinción.
María Stephan es una politóloga estadounidense. Ex directora del programa de acción noviolenta del Instituto de la Paz de los Estados Unidos. Trabajó en el Departamento de Estado de los EE.UU. donde fue la oficial principal de asuntos exteriores de la Oficina de Operaciones de Conflicto y Estabilización, y en la sede de la OTAN.
Chenoweth cuenta en su artículo titulado “El arte y la ciencia de la resistencia civil” que su introducción en la resistencia civil fue accidental. En junio de 2006 era estudiante de doctorado en la universidad de Boulder-Colorado y su investigación se centraba más en estudiar porqué el terrorismo ocurría con tanta frecuencia en los países democráticos.
Entonces recibió una invitación por correo electrónico a un taller llamado “Poder popular y pedagogía”, que aspiraba a introducir a los científicos sociales en la literatura sobre la resistencia civil o noviolenta, concepto que desconocía por completo. Aún así, se apuntó al taller que lo patrocinaba el Centro Internacional de Conflictos Noviolentos (ICNC). Cuenta que, entonces, aunque encontró interesante los diversos casos de resistencia civil exitosa, pensó que eran excepcionales y que la presentaban los casos de éxito ocultando los casos de fracaso, con lo que estaban sacando inferencias falaces sobre su eficacia. También sospechaba que los casos exitosos podían ser explicados por otros factores: estados débiles incapaces de reprimir a los actores desarmados, actores internacionales, características demográficas o la simple incompetencia de los gobiernos.
Durante el taller expresó estas preocupaciones repetidamente y el deseo de tener más y mejores datos sobre el fenómeno. Entonces, María Stephan la desafió: “Bueno, ¿cómo sabríamos si la resistencia civil fue tan efectiva como la lucha armada? ¿Cómo sería desarrollar un estudio que probara los resultados de las resistencias civiles?
En respuesta, Chenoweth desarrolló un diseño de investigación razonable que podría evaluar –sistemática y empíricamente- tanto las tasas relativas de éxito de la noviolencia como sus causas mientras se controlaba una variedad de factores que podrían influir en los resultados de la campaña. Además, quería que el estudio tuviese un alcance mucho más amplio que el limitado número de casos examinados por la literatura existente sobre la resistencia civil, tendría que incluir todos los casos conocidos, tanto éxitos y fracasos, tendría que tener un amplio alcance geográfico y temporal para aumentar el número de observaciones de una manera que proporcionaría más poder estadístico al estudio.
Erica reconoce que sus propias reservas sobre la efectividad de la acción noviolenta le llevaron a tomar un enfoque particularmente escéptico para la recopilación y el análisis de datos, aplicando una “prueba dura” a la acción noviolenta siempre que sea posible. Por ello decidió que sólo incluirían los casos en los que los insurgentes buscaban la remoción del régimen, la autodeterminación territorial o la expulsión de una ocupación militar extranjera, dado que los consideraba como objetivos maximalistas que alterarían fundamentalmente la forma del Estado y, por lo tanto, serían más difíciles de lograr.
El libro ganó en 2012 el premio de la Fundación Woodrow Wilson de la Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas para el “mejor libro sobre gobierno, política y asuntos internacionales”. En 2013 lograron el premio Grawemeyer para las “ideas que mejoran el orden mundial”.
El presente artículo se basa en un resumen de Chenoweth en forma de artículo titulado igual que el libro.
En el siguiente vídeo (traducido al castellano) se encuentra, en los primeros minutos, parte de la historia de cómo se fraguó el inicio del libro.
(Pedimos perdón, porque en algunas partes el sonido no se oye).
El estudio de Chenoweth y Stephan
¿Qué podemos encontrar en el estudio que han realizado? En nuestra opinión el estudio consta de 6 partes:
- unas argumentaciones que explican los resultados
- la descripción de cómo se ha organizado el trabajo del estudio
- los resultados del estudio
- los comentarios y discusiones de los resultados
- un estudio cualitativo de tres casos asiáticos (en el que no vamos a entrar, dada la extensión de este artículo) que se confrontan con los resultados matemáticos del estudio histórico
- y, para acabar, lógicamente, unas conclusiones.
Argumentos a favor de la noviolencia
Chenoweth y Stephan consideran que hay dos razones para este éxito:
- El compromiso con los métodos noviolentos mejora su legitimidad nacional e internacional y fomenta la participación de base más amplia en la resistencia, lo que se traduce en una mayor presión ejercida sobre el objetivo.
- En segundo lugar, mientras los gobiernos justifican fácilmente contraataques violentos contra insurgentes armados, la violencia del régimen contra los movimientos noviolentos es más probable que se vuelva contra el régimen. Esto, a menudo, resulta en la ruptura de la obediencia entre los partidarios del régimen. Es decir, los costes internos y externos de reprimir las campañas noviolentas son, por lo tanto, más altos que los costes de reprimir campañas violentas.
La lógica estratégica de la resistencia noviolenta
La resistencia noviolenta es un método de base civil utilizado para librar conflictos a través de medios sociales, psicológicos, económicos y políticos sin la amenaza o el uso de la violencia. La resistencia noviolenta logra demandas en contra de la voluntad del oponente tomando el control del conflicto a través de la no cooperación y la resistencia generalizadas. Los académicos han identificado cientos de métodos noviolentos (por ejemplo, en 346 tácticas de resistencia civil en el siglo XXI). La lucha noviolenta tiene lugar fuera de los canales políticos tradicionales, lo que la distingue de otros procesos políticos noviolentos como el cabildeo, las campañas electorales y la legislación.
Las autoras hacen una breve referencia al terrorismo y dicen que aunque algunos han argumentado que el terrorismo es una estrategia efectiva, particularmente para obligar a los regímenes democráticos a hacer concesiones territoriales; en contraste, Max Abrahms ha demostrado que las tasas de éxito de los terroristas son extremadamente bajas, logrando sus objetivos políticos en sólo el 7 % de los casos (Abrahms, “Por qué el terrorismo no funciona”) .
El poder de cualquier campaña de resistencia se ve reforzado por su tendencia a provocar la desobediencia y las deserciones de los miembros de las fuerzas de seguridad del oponente, quienes son más propensos a considerar las consecuencias políticas y personales negativas de violencia represiva contra manifestantes desarmados que contra manifestantes armados.
En segundo lugar, las campañas de resistencia noviolenta parecen estar más abiertas a la negociación porque no amenazan las vidas o el bienestar de los miembros del régimen objetivo. Es más probable que los partidarios del régimen negocien con grupos de resistencia que no estén matando o mutilando a sus camaradas.
Rendirse o desertar a un movimiento violento implica un mayor riesgo, porque el grupo podría matar o torturar a miembros del régimen y el régimen podría castigar violentamente a los desertores. Debido a que los métodos explícitamente noviolentos no amenazan físicamente a los miembros de las fuerzas de seguridad ni a los funcionarios públicos de un régimen, es más probable que los miembros del régimen cambien su lealtad hacia los movimientos noviolentos en lugar de hacia los violentos. Cuando el régimen ya no puede confiar en la cooperación continua de sus fuerzas de seguridad u otros grupos cruciales para su control, su control sobre el poder se ve socavado.
Cómo se construyó el estudio
Los objetivos de la investigación son tres:
- primero, determinar si las campañas de resistencia noviolenta o violenta tienen un mejor historial en el logro de los objetivos establecidos;
- segundo, explorar qué variables son importantes para contribuir a los resultados de la campaña;
- y tercero, discernir si los factores estructurales influyen en la noviolencia
Para estos fines construyeron la NAVCO (base de datos) versión 1.0 que incluye datos sobre 323 campañas de resistencia violenta y noviolenta entre 1900 y 2006. Incluyen campañas
- por un cambio de régimen interno,
- contra las ocupaciones extranjeras o
- por la secesión o la autodeterminación.
Se han omitido del conjunto de datos campañas sociales y económicas como el movimiento por los derechos civiles (dato este con el que especulábamos antes que podría una mayor ventaja a la noviolencia).
(Posteriormente, en 2013, y tras 5 años de trabajo, se publicó una segunda base de datos NAVCO 2.0 y NAVCO 3.0 que contienen datos mejorados y datos sobre las secuencias tácticas de campaña noviolentas y violentas).
Han definido las campañas de resistencia como una serie de tácticas observables y continuas con métodos que persiguen un objetivo político. Una campaña puede durar desde días hasta años. Las campañas tienen un liderazgo perceptible y, a menudo, tienen nombres, lo que las distingue de disturbios aleatorios o actos masivos espontáneos. Por lo general, las campañas tienen puntos de inicio y final reconocibles, así como eventos distintos.
Etiquetar una campaña como “noviolenta” y otra como “violenta” es difícil. En muchos casos, las campañas noviolentas y violentas existen simultáneamente entre diferentes grupos en competencia. Alternativamente, algunos grupos utilizan métodos de resistencia violentos y noviolentos a lo largo de su existencia, como el Congreso Nacional Africano en Sudáfrica.
Para obtener los casos de insurgencia violenta incluyeron casos de la base de datos Correlates of War que presenta casos con al menos 1.000 muertos en batalla.
La lista de campañas noviolentas se reunió inicialmente a partir de una extensa revisión de la literatura sobre conflictos noviolentos y movimientos sociales. Luego corroboraron estos datos usando múltiples fuentes, incluyendo enciclopedias, estudios de casos y una bibliografía completa sobre resistencia civil noviolenta de April Carter, Howard Clark y Michael Randle. Finalmente, los casos se distribuyeron entre expertos en noviolencia a quienes se les pidió que evaluaran si los casos se caracterizaron apropiadamente como conflictos noviolentos y, también, qué conflictos notables habían sido omitidos.
Los resultados de estas campañas se identifican como “éxito”, “éxito limitado” o “fracaso”.
Para ser designada como un «éxito», la campaña debe haber cumplido dos criterios:
- su objetivo declarado ocurrió dentro de un período de tiempo razonable (dos años) desde el final de la campaña; y
- la campaña tenía que tener un efecto perceptible en el resultado.
Un “éxito limitado” ocurre cuando una campaña obtiene concesiones significativas (por ejemplo, autonomía limitada, poder local compartido, o un cambio de liderazgo no electoral en el caso de una dictadura) aunque los objetivos declarados no se lograron en su totalidad (es decir, la independencia territorial o el cambio de régimen a través de elecciones libres y justas).
Una campaña se codificó como un “fracaso” si no cumplió con sus objetivos o no obtuvo resultados significativos.
Para probar las cuatro hipótesis, recopilaron datos sobre múltiples variables independientes.
Una variable para la violencia del régimen, que es una variable dicotómica que identifica si el régimen usó la violencia para reprimir la campaña. Argumentan que es más probable que se le vuelva en contra a un Estado la represión violenta contra una campaña noviolenta. Por lo tanto, la represión del régimen debería tener un efecto positivo sobre la probabilidad de éxito entre las campañas noviolentas y disminuir las posibilidades éxito en las campañas violentas.
Otra variable dicotómica identifica las deserciones entre las fuerzas de seguridad del régimen. Esta medida no incluye la rutina individual de deserciones, sino fallos sistemáticos a gran escala en la ejecución de las órdenes de un régimen.
Las siguientes variables independientes son:
- el grado de apoyo externo a la campaña de resistencia y con el régimen opositor. El apoyo externo a la campaña de resistencia puede ser capturado por dos variables separadas:
- el patrocinio de un estado extranjero a una campaña, y
- las sanciones internacionales.
Por lo tanto, incluyeron una variable que indica si una campaña recibió ayuda material (militar o económica) de manera pública; y otra variable que indica si un régimen es objeto de sanciones internacionales, específicamente en relación con su comportamiento hacia un movimiento de resistencia. Además, crearon una variable dicotómica que indica si el régimen recibió ayuda militar pública de un estado externo para luchar contra la campaña.
Finalmente, incluyeron varias variables de control. Algunos académicos han argumentado que los regímenes democráticos deberían tener una mayor tolerancia hacia la disidencia, una mayor aversión al uso de la violencia para acabar con la oposición interna y un público más fácilmente coaccionable. Por lo tanto, tanto las luchas violentas como las noviolentas deberían ser más efectivas contra objetivos democráticos que contra objetivos autoritarios. Para evaluar estos efectos, usaron la puntuación Polity IV (puntúa a las democracias desde plenamente autocráticas a plenamente democráticas). A continuación, controlaron la duración del conflicto (la duración registrada del conflicto en días), porque la duración puede afectar los resultados de la campaña. También se incluyeron como variables que el conflicto fuese durante la Guerra Fría (1949-1991) o posterior a la Guerra Fría (1992-2006).
Hipótesis
Contemplaron en su estudio 4 hipótesis:
Hipótesis 1: La disposición del régimen a usar la violencia aumentará la probabilidad de éxito entre las campañas noviolentas y disminuirá la de las campañas violentas.
Hipótesis 2: La resistencia noviolenta tiene una ventaja relativa sobre la resistencia violenta en la producción de cambios de lealtad dentro de las fuerzas de seguridad.
Hipótesis 3: Las sanciones internacionales y el apoyo estatal manifiesto a la campaña dará ventaja a las campañas noviolentas sobre las campañas violentas.
Hipótesis 4: El apoyo de Estados externos a favor del régimen objetivo será una desventaja para las campañas violentas y noviolentas.
Resultados empíricos
El primer resultado ya está comentado al inicio del presente artículo y es lo más sorprende: la noviolencia es más efectiva que la violencia.
Además, las campañas noviolentas han ido aumentando su éxito a lo largo del tiempo y las violentas han ido fracasando cada vez más:
Luego continuaron contrastando cada tipo de campaña con diversas características para establecer en qué grado estaban correlacionadas. La Tabla 1 demuestra los efectos de cada tipo de resistencia sobre los resultados de las campañas en los casos en que el régimen objetivo respondió violentamente.
(Un apunte matemático: los coeficientes de Riesgo Relativo se obtienen dividiendo la ocurrencia de un evento por el número de casos totales. El riesgo relativo de un evento se interpreta de la siguiente forma: RR<1 indica una asociación negativa, es decir, la hipótesis no se cumple; RR>1 indica una asociación positiva entre los datos obtenidos y la hipótesis, es decir, la hipótesis se confirma. Cuanto más lejos se encuentre el Riesgo Relativo de 1, más fuerte será la asociación).
Los resultados de la tabla 1 arrojan varias observaciones interesantes. Primero, frente a las medidas enérgicas del régimen, las campañas noviolentas tienen más de seis veces más probabilidades de lograr un éxito total que las campañas violentas que también enfrentaron la represión del régimen.
Los regímenes represivos también tienen una probabilidad 12 veces mayor de otorgar concesiones limitadas a campañas noviolentas que a campañas violentas. Estos hallazgos apoyan la hipótesis 1.
En segundo lugar, las deserciones cuadruplican con creces las posibilidades de éxito de la campaña justificando un examen más detallado de la hipótesis 2.
En tercer lugar, aunque las campañas que reciben apoyo estatal externo tienen tres veces más probabilidades de éxito contra un oponente represor, las sanciones internacionales no tienen efecto sobre los resultados de las campañas. La hipótesis 3, por lo tanto, recibe apoyo parcial.
Debido a que el apoyo estatal al régimen objetivo es insignificante, la hipótesis 4 no recibe apoyo.
La duración de la campaña no tiene ningún efecto sobre las posibilidades de éxito total, pero las campañas más largas tienen mayores posibilidades de éxito limitado.
Las campañas que tuvieron lugar después de la Guerra Fría han tenido más probabilidades de éxito que las campañas que tuvieron lugar antes de la Guerra Fría, quizás debido a los efectos de aprendizaje entre los insurgentes
Para probar la hipótesis 2 con más cuidado, utilizamos una regresión logística para estimar los efectos de los métodos de resistencia noviolenta en la probabilidad de deserción de las fuerzas de seguridad.
La Tabla 2 demuestra que los métodos de resistencia noviolenta tienen efectos insignificantes en las deserciones de las fuerzas de seguridad, lo que se desvía de nuestro ejemplo. Es posible que la medida estricta de la lealtad de las fuerzas de seguridad no capture los mecanismos alternativos del cambio, como la lealtad civil o burocrática. Tales cambios de lealtad pueden ocurrir cuando las deserciones de las fuerzas de seguridad no lo hacen, como en muchas revoluciones de 1989 en Europa. Sin embargo, en las campañas violentas exitosas, las deserciones ocurrieron alrededor del 32 % de las veces, y en las campañas noviolentas exitosas las deserciones ocurrieron alrededor del 52 %.
Finalmente, para determinar qué variables son más importantes para los grupos de resistencia noviolentos y violentos, dividimos sus efectos por tipo de campaña. Datos de la tabla 3.
En primer lugar, se matiza la hipótesis 1 dado que la violencia del régimen contra las campañas no tiene ningún efecto estadístico sobre su resultado. Aunque ni las campañas noviolentas ni las violentas se benefician de la represión, los datos de la tabla 1 demuestran que las campañas noviolentas tienen más posibilidades que las violentas de tener éxito de cara a la represión.
En segundo lugar, la hipótesis 2 recibe apoyo, ya que las deserciones de las fuerzas de seguridad hacen que las campañas noviolentas tengan 46 veces más probabilidades de éxito.
Tercero, la hipótesis 3 recibe poco apoyo. El que un Estado externo manifieste el apoyo a una campaña no tiene ningún efecto sobre el éxito de las campañas noviolentas. Para las campañas violentas, sin embargo, casi triplica sus posibilidades de éxito.
Nuestros hallazgos son similares con respecto a las sanciones internacionales, que no tienen ningún efecto sobre la probabilidad de que una campaña noviolenta logre el éxito. Sin embargo dotan de más del doble de probabilidad de que un conflicto violento logre sus objetivos.
Cuarto, la hipótesis 4 nuevamente no recibe apoyo. La ayuda directa a un régimen objetivo no pone en desventaja a las campañas no violentas o violentas.
Una posible explicación de estas variaciones es que el apoyo externo a una campaña violenta, ya sea abiertamente a través del apoyo material de un Estado o a través de sanciones internacionales, pueden socavar los esfuerzos para movilizar el apoyo público local debido al problema del oportunista, en el que los activistas de la campaña confían demasiado en el apoyo extranjero en lugar de confiar más en el apoyo local. Recibir asistencia extranjera directa también puede contribuir a una deslegitimación del movimiento noviolento local. Otra probable explicación es que las sanciones internacionales pueden reducir los recursos disponibles para hacer la campaña de los activistas. Las campañas violentas pueden verse menos afectadas por la sanciones internacionales porque los combatientes armados pueden extraer recursos por la fuerza de sus territorios controlados. Además, las campañas armadas no dependen tanto de la participación activa de la población en general, como las campañas noviolentas.
Un análisis de las variables de control también revela algunos resultados interesantes:
- Primero, el sistema político objetivo de las campañas tiene una influencia variable en los resultados. Sustancialmente el aumento de la puntuación en democracia aumenta las posibilidades de éxito de una campaña noviolenta un 23 % y de una campaña violenta un 7 %. Este hallazgo es consistente con la literatura de los costes domésticos de la guerra que argumenta que los regímenes democráticos son sensibles a las demandas de los electores.
- Segundo, cuanto más dura la campaña, menos probable es que la resistencia logre el éxito total. Esto es especialmente cierto para las campañas noviolentas, aunque los efectos sustantivos no son considerables. Las campañas violentas tienen más probabilidades de lograr un éxito parcial cuanto más dure el conflicto, pero la duración no influye en sus posibilidades de éxito total.
- En tercer lugar, las campañas noviolentas que tuvieron lugar durante la Guerra Fría tenían menos probabilidades de éxito que las campañas noviolentas que tuvieron lugar antes o después de la Guerra Fría. Por el contrario, las campañas violentas han sido cada vez más efectivas contra sus oponentes estatales durante y después de la Guerra Fría.
- En resumen, las campañas noviolentas tienen más probabilidades de éxito frente a la represión que las campañas violentas. Las campañas noviolentas parecen beneficiarse más de las presiones internas (es decir, las deserciones), mientras que las campañas violentas se benefician más de las presiones externas (es decir, las sanciones y la ayuda de patrocinadores extranjeros). Si bien la variable de deserción siempre se correlaciona positivamente con la probabilidad de éxito de la campaña, se necesita más análisis para determinar si los métodos de resistencia noviolenta tienen más probabilidades que los métodos violentos de producir una deserción civil generalizada, a diferencia de las deserciones de las fuerzas de seguridad.
Sinceramente, a la hora de redactar este artículo, no nos consideramos totalmente capacitados para seguir todos los razonamientos estadísticos de las tablas presentadas, pero en la medida de nuestros conocimientos parcialmente limitados no descubrimos engaño o error. Aún así, nos hubiese agradado mucho poseer la información completa del listado de casos estudiados, de la tabla de datos de cada uno de los casos enfrentado a cada hipótesis, etc., para poderlos comprobar más detenidamente. Somos conscientes de que el artículo en inglés del que disponemos es un resumen de todo el trabajo y no el trabajo completo. Además, confiamos que el trabajo de Chenoweth y Stephan habrá sido revisado por árbitros científicos que habrán verificado los cálculos para permitir su publicación. Lo cual nos lleva a confiar en los datos, tratamiento estadístico y resultados.
Para acabar, os ofrecemos otro vídeo. Es una entrevista realizada en castellano y con subtítulos por un medio nicaragüense a Chenoweth.
Esperamos que conocer con cierto detalle este trabajo tan importante ayude a muchas personas a clarificar ideas y posiciones políticas.