Vamos a difundir y a reflexionar hoy el Informe sobre Desigualdad Mundial de 2022. El informe completo, en inglés, lo podéis encontrar aquí. Además, hay un Resumen Ejecutivo en Castellano aquí. En el resumen en castellano de 12 páginas nos dejan claros algunos datos generales relevantes:
1.- Vivimos en un mundo en el que abundan los datos y, sin embargo, carecemos de información básica sobre la desigualdad.
2.- A pesar de que los gobiernos de todo el mundo publican las cifras sobre el crecimiento económico todos los años, los reportes no detallan cómo se distribuye el crecimiento entre la población, es decir, sobre quién gana y quién pierde con las políticas económicas.
3.- La información sobre desigualdad de acceso abierto, transparente y confiable es un bien público mundial. El acceso a dichos datos es fundamental para promover la democracia. Más allá de los ingresos y la riqueza, también es fundamental mejorar nuestra capacidad colectiva para medir y monitorear otras dimensiones de las disparidades socioeconómicas, incluidas las desigualdades ambientales y de género.
DATOS MUNDIALES SOBRE DESIGUALDAD
El primer dato ya es muy esclarecedor: el 50 % más pobre de la Humanidad, es decir, la mitad de la población, dispone del 8’5 % del ingreso medio mundial y el 2 % de la riqueza.
Entre tanto, el 40 % medio de la Humanidad recibe el 39’5 % de los ingresos medios y dispone del 22 % de la riqueza.
El 10 % más rico de la Humanidad recibe el 52 % de los ingresos medios y dispone del 76 % de la riqueza.
Visto de otra forma: el 10 % más rico de la Humanidad cobra más (el 52 %) que el restante 90 %, que cobra sólo el 48 % del total.
O, también, el 10 % más rico de la Humanidad tiene casi 3 veces más riqueza (76 % del total) que el 90 % de la Humanidad (24 % del total).
Y esta desigualdad nos llega por el mero hecho de nacer. Depende de quién nazcas y dónde nazcas tu vida va a estar tremendamente condicionada. ¿Es esto justo? ¿Puede originar conflictos y violencia? ¿Son legítimas las actuaciones noviolentas de la gente para escapar de esta violencia estructural?
MENA (Oriente Medio y África del Norte, es decir MENA) es la región más desigual del mundo, Europa tiene los niveles más bajos de desigualdad. La desigualdad varía significativamente entre la región más igualitaria (Europa) y la más desigual. En Europa, el 10% de los ingresos más altos se sitúa en torno al 36%, mientras que en MENA alcanza el 58%. Entre estos dos niveles, vemos una diversidad de patrones. En el Este de Asia, el 10% más rico
registra el 43% del ingreso total y en América Latina, el 55%.
Es decir, nos encontramos en la frontera de la desigualdad mayor en el planeta. Y, por supuesto, existen repercusiones políticas, sociales, económicas y culturales. En Marruecos saben del nivel de vida de Europa y de su propio nivel de vida, por ello cuando no encuentran posibilidades de mejorarlo en su país vuelven, lógicamente, la vista al vecino europeo, a sólo unos kilómetros de distancia. Ignorar esta realidad no es posible.
El mapa mundial de desigualdades (Gráfico 3) revela que los niveles de ingresos medios nacionales son malos indicadores de la desigualdad: entre los países de ingresos altos, algunos son muy desiguales (como los EE. UU.), mientras que otros son relativamente iguales (por ejemplo, Suecia).
Lo mismo ocurre entre los países de ingresos bajos y medianos, donde algunos muestran una desigualdad extrema (por ejemplo, Brasil e India),
otros muestran niveles altos (por ejemplo, China) mientras que otros cuentan con niveles más moderados a relativamente bajos (por ejemplo,
Malasia, Uruguay).
La desigualdad es una opción política, no una inevitabilidad. Las desigualdades de ingresos y riqueza han ido en aumento en casi todas partes desde la década de 1980, tras una serie de programas de desregulación y liberalización que adoptaron diferentes formas en diferentes países. El aumento no ha sido uniforme: algunos países han experimentado incrementos espectaculares de la desigualdad (incluidos EE. UU., Rusia e India) mientras que otros (países europeos y China) han experimentado aumentos relativamente menores. Estas diferencias, de las que hablamos extensamente en la edición anterior del Informe sobre la Desigualdad en el Mundo (World Inequality Report), confirman que la desigualdad no es inevitable, es una elección política.
Las desigualdades globales contemporáneas se acercan a los niveles de principios del siglo XX, en la cúspide del imperialismo occidental. Si bien la desigualdad ha aumentado en la mayoría de los países, durante las últimas dos décadas, las desigualdades globales entre países han disminuido. En consecuencia, la brecha entre los ingresos medios del 10% de individuos más ricos y los ingresos medios del 50% de los individuos más pobres se redujo de alrededor de 50 veces a poco menos de 40 veces (Gráfico 5). Al mismo tiempo, las desigualdades aumentaron significativamente dentro de los países. La brecha entre los ingresos promedio del 10% superior y el 50% inferior de las personas dentro de los países casi se ha duplicado, de 8,5 veces a 15 veces. Este fuerte aumento de las desigualdades dentro de los países ha significado que, a pesar de la recuperación económica y un fuerte crecimiento en los países emergentes, el mundo sigue siendo particularmente desigual en la actualidad. También significa que las desigualdades dentro de los países son ahora incluso mayores que las marcadas desigualdades observadas entre países (Gráfico 6). Las desigualdades globales parecen ser tan grandes hoy como lo fueron en el pico del imperialismo occidental a principios del siglo XX. De hecho, la proporción de ingresos que capta actualmente la mitad más pobre de la población mundial es aproximadamente la mitad de lo que era en 1820, antes de la gran divergencia entre los países occidentales y sus colonias (Gráfico 7). En otras palabras, aún queda un largo camino por recorrer para deshacer las desigualdades económicas globales heredadas de la alta desigualdad en la organización de la producción mundial entre mediados del siglo XIX y mediados del XX.
Las naciones se han vuelto más ricas, mientras que los gobiernos se han vuelto más pobres. Una forma de entender estas desigualdades es centrarse en la brecha entre la riqueza neta de los gobiernos y la riqueza neta del sector privado. Durante los últimos 40 años, los países se han vuelto significativamente más ricos, pero sus gobiernos se han vuelto significativamente más pobres. La participación de la riqueza en manos de los actores públicos es cercana a cero o negativa en los países ricos, lo que significa que la totalidad de la riqueza está en manos privadas (Gráfico 8). Esta tendencia se ha visto magnificada por la crisis del COVID, durante la cual los gobiernos tomaron prestado el equivalente al 10-20% del PIB, esencialmente del sector privado. La escasa riqueza actual de los gobiernos tiene importantes implicaciones para las capacidades estatales de abordar la desigualdad en el futuro, así como los desafíos clave del siglo XXI como el cambio climático.
Las desigualdades de riqueza han aumentado en la parte superior de la distribución. El aumento de la riqueza privada también ha sido desigual dentro de los países y a nivel mundial. Los multimillonarios mundiales han capturado una parte desproporcionada del crecimiento de la riqueza mundial durante las últimas décadas: el 1% superior se llevó el 38% de toda la riqueza adicional acumulada desde mediados de la década de 1990, mientras que el 50% inferior capturó solo el 2%. Esta desigualdad se debe a una grave desigualdad en las tasas de crecimiento entre los segmentos superior e inferior de la distribución de la riqueza. La riqueza de las personas más ricas del mundo ha crecido entre un 6% y un 9% anual desde 1995, mientras que la riqueza promedio ha aumentado un 3,2% anual (Gráfico 9). Desde 1995, la participación de la riqueza mundial propiedad del 0,01% más rico creció del 7% al 11%. La participación de la riqueza en manos de multimillonarios también se disparó durante este período (del 1% al 3%) y este aumento se exacerbó durante la pandemia de COVID. De hecho, 2020 marcó el aumento más pronunciado registrado en la participación de los multimillonarios en la riqueza del mundo (Gráfico 10).
Las desigualdades de riqueza dentro de los países se redujeron durante la mayor parte del siglo XX, pero la participación del 50% inferior siempre ha sido muy baja. La desigualdad de riqueza se redujo significativamente en los países occidentales entre principios del siglo XX y la década de 1980, pero la mitad más pobre de la población de estos países siempre ha poseído muy poco, es decir, entre el 2% y el 7% del total (Gráfico 11). En otras regiones, la participación del 50% inferior es aún menor. Estos resultados muestran que queda mucho por hacer en todas las regiones del mundo si queremos reducir las desigualdades extremas de riqueza.
Las desigualdades de género siguen siendo considerables a nivel mundial y el progreso dentro de los países es demasiado lento. El Informe sobre la desigualdad mundial 2022 proporciona las primeras estimaciones de la desigualdad de género en los ingresos globales. En general, la participación de las mujeres en los ingresos laborales totales (ingresos laborales) se acercó al 30% en 1990 y se sitúa en menos del 35% en la actualidad (Gráfico 12). La desigualdad de ingresos de género actual sigue siendo muy alta: en un mundo con igualdad de género, las mujeres ganarían el 50% de todos los ingresos laborales. En 30 años, el progreso ha sido muy lento a nivel mundial y la dinámica ha sido diferente entre los países; algunos países registraron avances, mientras que otros experimentaron reducciones en la participación de las mujeres en los ingresos (Gráfico 13).
Abordar las grandes desigualdades en las emisiones de carbono es esencial para abordar el cambio climático. Las desigualdades mundiales de ingresos y riqueza están estrechamente relacionadas con las desigualdades ecológicas y las desigualdades en las contribuciones al cambio climático. En promedio, los seres humanos emiten 6,6 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2 ) per cápita por año. Nuestra nueva base de datos sobre las desigualdades en las emisiones de carbono revela importantes desigualdades en las emisiones de CO2 a nivel mundial: el 10% superior de los emisores es responsable de cerca del 50% de todas las emisiones, mientras que el 50% inferior produce el 12% del total (Gráfico 14 ). El gráfico 15 muestra que estas desigualdades no son solo un problema de países ricos contra países pobres. Hay altos emisores en países de ingresos bajos y medianos y bajos emisores en países ricos. En Europa, el 50% más pobre de la población emite alrededor de 5 toneladas al año por persona; el 50% inferior en el este de Asia emite alrededor de 3 toneladas y el 50% inferior en América del Norte alrededor de 10 toneladas. Esto contrasta marcadamente con las emisiones del 10% superior en estas regiones (29 toneladas en Europa, 39 en Asia Oriental y 73 en América del Norte). Este informe también revela que la mitad más pobre de la población en los países ricos ya se encuentra en (o está cerca) de las metas climáticas para 2030 establecidas por los países ricos, cuando estas metas se expresan sobre una base per cápita. Este no es el caso de la mitad superior de la población. Las grandes desigualdades en las emisiones sugieren que las políticas climáticas deberían apuntar más a los contaminadores ricos. Hasta ahora, las políticas climáticas, como los impuestos al carbono, a menudo han impactado de manera desproporcionada a los grupos de ingresos bajos y medianos, sin modificar los hábitos de consumo de los grupos más ricos.
DESIGUALDAD ENTRE ESPAÑA Y MARRUECOS
Concretemos un poco más analizando comparativamente los resultados de España y Marruecos.
En la tabla siguiente se comparten los datos de España y Marruecos sobre ingresos (sueldos) y riqueza total acumulada por parte de la media de la población, del 10 % más rico, del 40 % medio y del 50 % más pobre.
España | Marruecos | |||
Ingresos | Riqueza acumulada | Ingresos | Riqueza acumulada | |
Ingreso medio | 30.600 € | 7.800 € por PPA | ||
Ingreso del 10 % superior | 105.500 € (34’5 % del total) | 57’6 % | 38.700 € (49’5 % del total) | 63’2 % |
Ingreso del 40 % medio | 34.000 € (44’5 % del total) | 35’8 % | 7.200 € (37 % del total) | 32’3 % |
Ingreso del 50 % inferior | 12.900 € (21 % del total) | 6’7 % | 2.100 € (13’5 % del total) | 4’5 % |
Además, nos explican que:
La desigualdad de ingresos en España disminuyó significativamente a lo largo del siglo XX, siguiendo la tendencia de otros países europeos (el 10% superior estaba por encima del 50% en 1900 y cayó al 35% en el década de 1960). Durante los próximos 40 años, la desigualdad de ingresos se mantuvo en niveles relativamente bajos, pero luego el país pasó por importantes crisis económicas y cambios de rumbo. Después del rápido crecimiento de 1995-2005, la crisis financiera de 2008-2014 deprimió el promedio de ingresos, incluidos los del 50% más pobre. Sólo desde 2015 la mitad más pobre de la población la población ha recuperado su nivel de ingresos promedio anterior a 2007.
Sin embargo, en Marruecos, la dinámica no ha sido la misma: la desigualdad se ha mantenido alta durante los últimos 40 años en Marruecos. A pesar de ligeros cambios, el 10% superior nunca ha estado por debajo del 48% y el 50% inferior nunca supera el 14%.
Otro aspecto que se debe analizar es el de la desigualdad de género.
La participación de las mujeres en la renta laboral en España en 2021 es igual al 40%. Esto es comparable con los niveles en Francia (41%), y más que en el Reino Unido (38%). Este nivel de desigualdad se acerca al promedio en Europa Occidental (38%), pero es inferior a la del Este de Europa (41%). Los ingresos y la participación de las mujeres en el trabajo total han aumentado significativamente desde principios de siglo. Entre 1990 y 2019, creció 15 puntos porcentuales, lo que es más que la tendencia general de Europa occidental (seis puntos porcentuales durante el período).
La proporción de ingresos de las mujeres en Marruecos es extremadamente baja (14%), e incluso por debajo de la región MENA promedio del 15%. La proporción del ingreso laboral femenino es ligeramente superior a la de Argelia (13%) pero inferior a la de Túnez (19%). Entre 1990 y 2005, la participación de las mujeres en los ingresos laborales aumentó en 4 puntos, pero desde entonces ha caído más de 1 punto
El último aspecto que nos ofrece para comparar el Informe sobre la Desigualdad Mundial es el de la desigualdad en las emisiones de carbono. Los españoles emitimos 2’3 veces más CO2 que lo marroquíes, de media. Además, nuestro 1 % más rico emite 15 veces más CO2 que el nuestro 50 % más pobre. En Marruecos, el 1 % más rico emite 19’5 veces más que el 50 % más pobre.
(tCO2e/capita) (2019) | España | Marruecos |
Media | 7.7 | 3.3 |
1 % más rico | 64.7 | 33.2 |
10 % más rico | 20.8 | 11.2 |
40 % medio | 8.3 | 3.5 |
50 % más pobre | 4.6 | 1.7 |
DESIGUALDAD MILITARISMO Y RELACIONES INTERNACIONALES ENTRE ESPAÑA Y MARRUECOS
¿Qué repercusiones tienen todos estos datos sobre desigualdad en las políticas internacionales?
En el caso concreto del Estado Español y Marruecos (nuestro más terrible enemigo, como dicen los militaristas) las desigualdades nacionales e internacionales se resuelven, sobre todo en
- Conflictos internos. Una buena parte de los conflictos internos de Marruecos y España tienen una sólida base económica dado que la situación de una gran parte de la población no es buena. Las consecuencias son revueltas, huelgas, manifestaciones, etc. que aumentan la tensión en el país, sobre todo si tenemos en cuenta que la desigualdad de género es considerable, especialmente en Marruecos.
- Conflictos externos. La cercanía de de Marruecos y España provoca que l@s marroquíes sean muy conscientes de la diferencia de nivel de vida que hay a sólo unas decenas de kilómetros de distancia. Muchas veces este conflicto se resuelve de manera individual recurriendo a la migración irregular. Ello provoca que el Mediterráneo sea la frontera más mortífera del mundo actualmente. En 2022 murieron 2.925 personas al intentar llegar por mar hasta Europa. Al menos 114 eran niñ@s. Desde 2014 han muerto en el Mediterráneo casi 28.000 personas y más de 2.000 en lo que va de 2023.
¿Cómo se pueden abordar estos problemas de desigualdad en España?
Básicamente existen dos opciones:
- Aquellas que no van a la raíz del problema y, o bien no le conceden importancia (muy típico en los países del norte de Europa), o bien mediante políticas de contención de la inmigración. Aquí, algunos países optan por no hacer nada y asumir los posibles perjuicios de la emigración ilegal; otros países delegan la problemática y su tratamiento en países africanos, ofreciéndoles acuerdos comerciales, armamento y formación militar y policial para que sean ellos los que luchen contra el problema; y, por último, otros países buscan intereses propios intentando obtener como compensación beneficios o intereses geopolíticos propios, expandiendo sus respectivas áreas de influencia. En todas estas opciones se enquista el problema y las naciones de Europa parece que sólo buscan el mantenimiento del status quo e ir pasando el tiempo, además, por supuesto de fomentar en Europa la militarización de las fronteras y de las relaciones diplomáticas, la industria del armamento y del control, y la venta de armas. Negocios, todos ellos, que provocan la profundización de la desigualdad en España.
- Aquellas que van a la raíz del problema. Una respuesta noviolenta y ajustada a la problemática sería fomentar la cooperación internacional con Marruecos, a nivel cultural, económico, político y social para logran dos grandes objetivos: disminuir la desigualdad económica en Marruecos (con lo cual disminuiría la problemática) y fomentar el codesarrollo entre ambos países y la cooperación cultural. Además, a nivel personal, también sería interesante que cada persona apoyase proyectos de cooperación en Marruecos desde una perspectiva, por ejemplo, parecida a la que hablábamos en el artículo sobre Think Tank Ghana. Además, los gobiernos deberían prohibir el comercio de armas con todo el Magreb y cofinanciar programas de desarme por alimentos, o empoderamiento de la mujer, etc.