La hora de los europeos, según El País: urge… más guerra, más armas, más OTAN.


Hay ocasiones, como con la lectura del editorial de El País el día 23 de noviembre de 2024 «La hora de los europeos ante Ucrania», en que percibes claramente la sensación de ser manipulada y empujada a admitir como inevitable y querida la guerra en Ucrania y las que vendrán. Sorprende la falta de imparcialidad y la ausencia de la más mínima crítica con los planteamientos de la OTAN. Que un periodismo que pretende ser serio y de tendencia progresista se comporte como si fuera un hooligan de la guerra en nómina del Ministerio de Defensa y de la OTAN es, cuando menos, preocupante. Comienza hablando de los 1.000 días del inicio de la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, eludiendo que la guerra entre ucranianos comenzó en 2014, tras el apoyo de EEUU. y Europa al golpe de estado del Euromaidan, impulsando al poder al nacionalismo excluyente ucraniano, con 1/3 de la población de habla y cultura rusas. Elude también hablar de la firma de los acuerdos de Minsk entre Ucrania, Rusia y Europa y que Angela Merkel ha confesado que firmaron no para solucionar el conflicto sino para ganar tiempo para entrenar y armar a las tropas ucranianas. Ocho años esperó Rusia a que la OTAN diera un paso hacia la paz. Esto no justifica la invasión rusa, pero sí la sitúa en un contexto distinto de responsabilidades compartidas entre dos militarismos. Vuelve a caer en la parcialidad aludiendo al «uso de armas inquietantes» por parte de Rusia, como si eso no tuviera nada que ver con el lanzamiento por parte de la OTAN de misiles de largo alcance. Lo mismo sucede con la destrucción de infraestructuras y actos de sabotaje, olvidando que la mayor destrucción fue la del gaseoducto Nord Stream y no la realizó precisamente Rusia. Tras meternos el miedo con lo que pudiera pasar si gana Putin y hablar de la guerra entre potencias nucleares como si de una excursión se tratara, nos anima a comprar más armas. No menos sorprendente es la ignorancia ¿fingida? del verdadero gasto militar español, que no sólo ha superado el 2% del PIB sino también el 5%. ¿Cómo es posible que un periódico como El País no sepa que la mayor parte del gasto militar español está oculto en partidas de otros ministerios? Nunca es tarde para aprender algo nuevo, ahí van las cuentas del Gasto Militar real hechas por uno de los mayores expertos en el tema. Hay que reconocer a la editorial la sinceridad con la que viene a decir que el necesario esfuerzo militar «limitará los recursos disponibles para otras partidas de gasto». Sin embargo, en contra del sentido común y de la historia, hace afirmaciones que bien podían salir de la boca de la ministra de defensa, a saber, que el gasto militar no se contradice con valores progresistas y que no hay progreso, cohesión social, seguridad y democracia sin una mayor inversión militar. ¿De verdad se creen los propietarios y redactores de El País que el ejército nos garantiza valores progresistas, cohesión social, seguridad y democracia? ¿En qué país viven? Hay que decirlo una vez más, la guerra en Ucrania se pudo evitar, se pudo parar en las primeras semanas- y no fue Rusia quien se negó a firmar el alto el fuego- y hay que evitar por todos los medios que continúe esta sangría humana y económica, esta peligrosísima escalada militar que solo beneficia a los Señores de la Guerra, a las empresas energéticas y a algunos multimillonarios de uno y otro lado. La reciente DANA nos ha traído a la realidad de lo que es la seguridad y la inseguridad. Tener militares españoles en los 5 continentes no nos da más seguridad; la seguridad humana tiene poco que ver con la «seguridad» militar. La escalada armamentista nos hace estar más expuestas y contar con menos recursos para danas, incendios, volcanes y desigualdad. Lo que nos urge es buscar una seguridad compartida, basada en el respeto, el diálogo y las soluciones democráticas a los conflictos. En Ucrania se pudo y no se quiso, ni se quiere. Esa es la primera lección que debemos aprender después de más de 1.000 días de guerra. La segunda lección debería ser la de asumir que ha llegado la hora de Europa, de desentendernos de la peligrosa tutela americana, cerrando sus bases, saliendo de la OTAN y emprendiendo el camino de vuelta a ese sueño posible de hacer de Europa esa «casa común» que desgraciadamente echamos en saco roto cundo lo propuso Mijail Gorbachov. Liberaríamos ingentes recursos para lo que verdaderamente nos importa y nos da seguridad.

Editorial y foto de El País «La hora de los europeos ante Ucrania» 23.11.2024.

Volodímir Zelenski y Mark Rutte

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, junto al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en rueda de prensa en Kiev, el pasado 3 de octubre.SERGEY DOLZHENKO (EFE)

https://elpais.com/opinion/2024-11-24/la-hora-de-los-europeos-ante-ucrania.html

YA SON 1000 días desde el inicio de la invasión de Ucrania por parte de las fuerzas rusas, y en las últimas semanas se han ido produciendo acontecimientos que complican el futuro del país agredido. Rusia avanza en el campo de batalla, respaldada ahora por soldados norcoreanos, mientras golpea salvajemente infraestructuras civiles para doblegar la moral de la ciudadanía de Ucrania, y recurre al uso de armas inquietantes por su alcance y potencial nuclear. El colapso de la coalición de Gobierno en Alemania representa otro problema para Kiev, al que se suma el revés decisivo: la victoria de Donald Trump.que puede significar el fin de la ayuda de Estados Unidos.

Vladimir Putin se encuentra hoy más cerca que nunca de cumplir sus objetivos desde que Kiev repelió el ataque inicial. El triunfo del agresor cambiará por completo el panorama del continente, justo cuando va a iniciarse otro cuatrienio trumpista. ¿Qué ocurrirá después con Georgia y Moldavia? ¿Estará dispuesto Trump a ir a la guerra con Putin para defender a esa Lituania que impide conectar Kaliningrado con el resto de Rusia vía el Estado vasallo de Bielorrusia? ¿Hasta dónde llegarían los actos de interferencia y sabotaje a los que ya asistimos?

Por todo ello, es la hora de los europeos. Ya no cabe confiar en el paraguas de seguridad de EEUU. Hay que respaldar a Ucrania para evitar su colapso. EI PIB de la UE es 10 veces el de Rusia, aunque no tenga suficiente capacidad de producción de armamento. Puede hacerse un mayor esfuerzo financiero o, por ejemplo, comprar en el mercado armas que hoy Europa no produce. Es necesario compensar la probable caida del apoyo estadounidense a Kiev para que la paz que busca Trump no sea una capitulación, y urge desarrollar capacidades disuasorias propias y mejores mecanismos de coordinación de defensa, que no deben orillar a la OTAN. España debe, en esto, contribuir adecuadamente. Se halla en el furgón de cola del gasto en defensa de los aliados. Debe recuperar terreno con rapidez. No vale el argumento de la lejanía geográfica. España es parte de una alianza y de la Unión Europea. Recibió apoyo económico en momentos de dificultad. Debe contribuir a la seguridad común.

Este esfuerzo limitará los recursos disponibles para otras partidas de gasto. Es una decisión dificil, pero necesaria. Y no contradice los valores progresistas. Es más, no hay progreso y cohesión social sin la premisa de la seguridad y de la estabilidad democrática, amenazadas ahora por Putin. Es hora de que Europa asuma su destino y haga lo necesario para que la brutalidad autoritaria no triunfe y amenace el futuro de nuestras sociedades democráticas.

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