Alternativas al Gasto Militar


Juan Carlos Rois

Empezamos a ver con resignación y perplejidad el aumento paulatino del gasto militar sesión tras sesión del consejo de ministros del gobierno, “a favor” de las clasesmediasytrabajadores (todo junto, como dice el relato oficial).

Hay todavía quien excusa esta especie de pedo fétido en la política de izquierdas por el miedo a que si se van estos vendrán los “hotros” aparentemente más militaristas y maléficos, como si el antídoto a un plato relleno de heces fuera tomar a tragos otro de vómitos.

Desde aquí casi ni nos atrevemos, por miedo a saturar al respetable con bailes de cifras de millones y mas millones, a notificar las aprobaciones de gastos de rearme autorizados, comprometidos o ejecutados en cada sesión del consejoministril por el partido militarista instalado en el gobierno, pues lo mucho aburre

Ni siquiera la cifra de deuda que (hasta la fecha) arrastramos de más de 37.000 millones de euros por programas de armas (la mitad de lo que costó rescatar a Caja Madrid, por poner un ejemplo, o el de la suma aproximada de los presupuestos de las comunidades de La Rioja, Cantabria, Navarra, Asturias, Murcia e Islas Baleares juntas) provoca energía política suficiente para poner pie en pared y si no que se lo pregunten a la izquierda nominal y a los sindicatos “de clase”.

De modo que he renunciado a seguir presentando las cifras en bruto de nuestro insaciable gasto militar. No sirven para movilizar las conciencias y a mi me crean perturbación del ánima, que diría el otro.

Así que voy a proponer otra manera de explicar estos desmanes. Como me dicen algunos amigos, con ejemplos más simples y concretos, como los que lleva haciendo el pacifismo desde los años 80 del siglo XX (la verdad que con poco éxito) del tipo de un avión de guerra cuesta lo mismo que dos hospitales, un carro de combate como tantas escuelas, etcétera.

Emprenderé mi camino por ese derrotero a ver si vale la pena el intento. Veamos. 

Vehículo lanzapuentes

En el Consejo de ministros del pasado 11 de noviembre, por ejemplo, se ha aprobado la compra de 32 vehículos lanzapuentes por 315 millones de euros, casi 10 millones por vehículo.

Los lanzapuentes que se van a comprar son capaces de poner en el escenario puentes de hasta 26 metros y con capacidad de soportar el paso de vehículos de hasta 70 toneladas, para salvar brechas de hasta 24 metros. El puente se instala o recoge en 5 minutos y puede ponerse en lugares de difícil acceso gracias a las características del camión sobre el que se porta.

De modo que los aparatejos pueden tener un uso más digno que el de usarlos para hacer la guerra., como por ejemplo en situaciones de riesgos catastróficos.

He tenido la curiosidad de indagar con cuántos vehículos de estas características disponen los dispositivos de protección civil, pongamos por caso, de las comunidades autónomas o las políticas públicas estatales contra catástrofes.

El resultado comparativo lo muestro en el siguiente cuadro:

Tipo de organismoNumero de lanzapuentestotales
Ministerio de Transporte y Movilidad humana00
Ministerio de Interior. Dirección General de Protección civil
Comunidades  Autónomas0
Ministerio de Defensa. Número actual1244
Ministerio de Defensa. Nuevos lanzapuentes32

Bueno, no pasa nada. Pudiera ser que las comunidades los tengan en mente.

He indagado sobre los presupuestos actuales para 2026 o en los compromisos de gasto de las comunidades autónomas. Tal vez tengan previsto dotarse de estos elementos. ¿Adivinan el resultado? No me digan. ¿Cero patatero? Pues sí.

Las comparaciones son odiosas, pero en este caso además son muy graves, porque demuestran la absoluta dependencia y subordinación de la respuesta estatal ante catástrofes de los militares y la absoluta opción por privilegiar y supradotar al ejército de un material que, dado el cada vez más claro componente de catástrofes naturales en la seguridad humana, debería formar parte de la infraestructura de una política pública integral y coherente al respecto. 

¿Por qué los lanzapuentes los tienen los militares y no las dotaciones civiles? 

Los lanzapuentes del ejército han sido utilizados (y necesarios, por tanto) en diversos escenarios catastróficos, como en El Rubio y Casariches (Sevilla) en 2018, Beniarbeig (Alicante) en 2020, Aldea del Fresno (Madrid) en 2023 o Buñol, Cheste y Ribarroja (Valencia) en la DANA de 2024.

Estamos indefensos y subordinados a los intereses militares, que no tienen esos lanzapuentes por su preocupación por nuestra seguridad, sino por la necesidad de los mismos para hacer la guerra y la conveniencia de tener a los que los usas debidamente adiestrados en su uso (¿será que encima somos conejillos de indias?).

Los vehículos lanzapuentes son una necesidad militar para escenarios de guerra, pero su uso civil sirve tanto para el entrenamiento de los pontoneros militares en su uso como para la publicidad del militarismo como aspecto imprescindible para la protección civil. 

Mientras tanto, la sociedad civil se encuentra desprovista de estos medios, por lo que, en vez de contar con autonomía y capacidades para la atención temprana en este caso a riesgos catastróficos, tiene que depender del ejército para poder desarrollar acciones para las que, en sana y buena lógica, debería estar suficientemente dotada.

Esta situación no es excepcional. El ejército dispone de otros dispositivos, algunos de los que hemos denunciado en otras situaciones de los que las autoridades civiles no cuentan o están infradotados, como son los materiales contraincendio, unidades sanitarias de campaña, unidades de descontaminación, infecciones, microbiología, equipos de detección avanzada, vehículos de reconocimiento NBQ-R, sistemas de potabilización de agua, electrogeneradores, equipos pesados de ingeniería, material específico para rescate estructural y urbano y un largo etcétera.

Bueno, es solo un caso, aunque demuestra el contraste entre nuestras necesidades de seguridad humana sin respuesta y la prioridad de dotar al militarismo de material que no está pensado para muestra seguridad y que, dada la actividad militar, más bien acaba reforzando nuestra inseguridad.

Vamos a otro tema.

Los programas de armamento con empresas israelíes

España ha cancelado varios programas de armas comprometidas con Israel por un importe de más de 1.200 millones de euros. Son armas que ahora no fabricará (en teoría) Israel y esto es un mérito de la sociedad civil y su movilización, porque, en contra de la idea que nos han cincelado como una maldición en la cabeza, cuando la gente se mueve de forma persistente y colectiva, resulta que las cosas sí cambian. Y cuando lo hace usando metodologías y estrategias disruptivas de desobediencia civil y noviolencia el cambio puede ser muy considerablemente mayor al de esperar de los políticos y de su ética ir mas allá de lo que el posibilismo realista y cínico les permite.

En el siguiente cuadro hacemos un desglose de estos programas de momento paralizados.

MaterialEmpresaImporte (Mill. €)% ejec.
Spike LR2Rafael287,00Ej. parcial
Lanzacohetes SILAMElbit697,00Total
Designs Laser PODRafael207,41Total
15 mil. Cartuchos 9×19 PB NATOELBIT/Homeland Sec.6,64Total
Mantenimiento y menoresVarias12,00Ej. parcial
Totales1.209,64

Me pregunto ahora. ¿Qué podría hacerse si el dinero que no se ha dado a Israel se usara con un destino alternativo y no para buscar un proveedor de estas armas de “proyección” alternativo?

Puede parecer el cuento de la lechera, pero sólo con revertir a fines comunitarios los más de 1.200 millones de euros que suponen los programas cancelados a Israel, podríamos mejorar sustancialmente los dispositivos de construcción de la seguridad humana.

En efecto, de optarse por la cancelación de estos programas de armas que no se necesitan ni están pensadas para defender a España, sino para su uso a miles de km. contra pueblos que nada nos han hecho, en vez de buscar nuevos socios que los desarrollen, podríamos realizar acciones como, por ejemplo

  • Financiar un incremento del 100 al 150% de las becas y ayudas al estudio para 1.5 millones de estudiantes con una ayuda media de 800 euros por persona.
  • O contratar entre 25.000 y 30.000 nuevos docentes de primaria o secundaria durante todo un año
  • O financiar la reforma y modernización energética de más de 1.000 centros educativos públicos 
  • O construir alrededor de 120 nuevos Centros de Salud de Atención Primaria completamente equipados 
  • O cubrir la compra y renovación de equipos de alta tecnología sanitaria para la mitad de los hospitales de la red pública española.
  • O reducir las listas de espera financiando más de 350.000 operaciones quirúrgicas adicionales en hospitales públicos.
  • O construir más de 7.000 nuevas viviendas de alquiler social  de calidad.
  • O dotarnos de un programa de ayudas directas al alquiler o a la rehabilitación que beneficiaría a más de 300.000 familias con una ayuda media anual de 4.000 €
  • O cubrir la incorporación de más de 120.000 nuevos beneficiarios al Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) durante un año.
  • O  promover una política de residencias asequibles construyendo pequeñas residencias públicas en vez de macro residencias.

No está mal. A la vez que reducimos el militarismo y la inseguridad militar, podemos apostar por la seguridad humana. Deshacernos de lo que nos agrede y dotarnos de lo que necesitamos.

De un gasto militar insolidario a una política social justa

Según cual sea nuestro nivel de ambición podemos hacernos otras preguntas más felicitantes (para los nadies) o incómodas (para los demasiado alguien). Por ejemplo, ¿qué podríamos hacer con los más de 14.000 millones de euros de gasto militar disfrazado en otros ministerios y partidas fuera de Defensa para promover una política de emancipación para la juventud?

El principal obstáculo a la emancipación, según sesudos estudios, es la falta de vivienda accesible. Según datos oficiales los jóvenes no pueden emanciparse porque tienen que destinar al menos el 79% de sus rentas a alquiler.  

Una política de vivienda infradotada (y despistada, digamos de paso) como la que mantienen nuestras autoridades estatales, autonómicas y locales, demasiados pegados a la aguda sensibilidad de rentistas y fondos de inversión y poco dispuesta a pisar callos de una generación de adultos demasiado fascinada por la propiedad y el lucro, podría distribuir esos 14.000 millones para desarrollar estas líneas en beneficio de la juventud, que es tanto como apostar a un futuro mejor.

PolíticaInversión Estimada (M€)Plazo de Impacto EsperadoEfecto
Subsidios Directos y Alquiler (Renta de Emancipación, Bono Alquiler)≈4,000−6,000Corto Plazo (6-12 meses)Reducción inmediata de la carga financiera y liberación de renta para ahorro.
Garantía de Empleo y Formación (Contratos, Becas, Emprendimiento)≈2,500−3,500Medio Plazo (1-3 años)Mejora de la empleabilidad y calidad del empleo juvenil, impulsando la estabilidad.
Construcción de Vivienda Pública (Parque de Alquiler Asequible)≈4,500−6,500Largo Plazo (4-7 años)Reducción estructural del precio de la vivienda y aumento de la oferta social disponible para jóvenes.

No es la carta de los reyes magos, pero para llevar a cabo una línea de acción similar hay que ir un paso más allá del mero deseo para convertirlo en una reivindicación y en una lucha que pase factura, aunque solo sea para que, como ahora con el tema de Israel, el gobierno haga cosas arrastrando los pies.

Hay mucho camino por hacer y muchas alianzas para revertir las políticas nefastas al uso por otras de derechos y de seguridad humana. 

Demos otro paso más.

¿Políticas contra la pobreza?

¿Podríamos promover algún tipo de política alternativa a la deuda militar que pesa sobre todos nosotros a causa de los compromisos de gasto plurianual asumido por defensa, de cerca de 30.000 millones de euros?

Me fijaré en este caso en las políticas públicas destinadas a prestaciones económicas para personas sin ingresos suficientes. No es que piense que la pobreza es cuestión únicamente de prestaciones sociales, entiéndase bien, pero contar con prestaciones suficientes para garantizar un nivel de vida digna favorece condiciones materiales necesarias para permitir una vida digna. 

¿Para qué pueden dar conquistar el destino de la deuda militar con la que quieren hipotecar nuestras vidas? Podemos poner un ejemplo práctico.

FactorindicadoresPolíticas/ recursosEstimación económica anual
EconómicoPrecariedad laboralReforma laboral, SMI y rebaja de impuestosCalculo imposible
DesempleoPrestaciones y subsidios20.000 mill. €
Bajos ingresosIMV. 3.000 mil. €
Falta de capacidad para afrontar gastosBonos (térmico, otros) 200 millones al año en descuentos y ayudas
260 mill. €
ResidencialesFalta de acceso a vivienda asequiblePlan estatal de vivienda Préstamos ICO (a promotores de viviendas sociales)345 mill. 
6.000 mill. €
Inseguridad / inadecuación de la viviendaPlan de Resiliencia: programa de vivienda social
1.000 mill. €
InfraviviendasProgramas de realojo y fondos FEDERNo hay línea específica 
SanitariosEnfermedades gravesSistema nacional de salud. Salud universal. Copago de medicinas
< 300 mil. €
Deterioro de servicios
Salud frágil de vulnerablesProgramas de cribado poblacional específicosProgramas de salud mental
< 100 mill. €580 mill. €
Sociodemográficos y relacionalesPobreza infantil /juvenilProgramas de crianza, Becas y ayudas2.000 mill. €
Nivel bajo de estudiosFP y programas de formación dualPrograma PROA +
320 mill. €
Género: mujeres con cargas y brecha de géneroPlan corresponsables Planes de igualdad142,5 mill. €232 mill. €
Origen: inmigrantes y segundas generacionesPlanes de ciudadanía e integración2.000 mill. €
DiscapacidadPresupuesto IMSERSO3.000 mill. €
Ruptura de lazos familiaresNivel básico de S. SocialesImposible de calcular
Sociopolítico y de reconocimientoFalta de agencia políticaNo hay línea específica
InvisibilidadSubvenciones (básicamente asistenciales) a tercer sector que sobrerepresenta y actúa como tribuno

469 mill €
Estigmatización y prejuiciosPlanes de sensibilización
Conflicto social Se aborda como securitizaciónMás de 15.000 millones de euros

Precondiciones para una Renta Básica Universal

Bien podríamos poner un penúltimo ejemplo, en este caso para preguntarnos en qué medida utilizar una cantidad equivalente al gasto militar que previsiblemente tendremos cuando acabe 2026 de gasto militar (unos 74.000 millones de euros), para construir condiciones en un plazo de 10 años (véase que estamos hablando de plazos suficientemente largos para que no nos tachen de ansiosos) para implantar una renta básica en el estado, una manera inmejorable de construir seguridad humana y apostar por la igualdad de partida de la que habla de forma bastante abstracta el discurso liberal.

Se me ocurren líneas que pueden ayudar a ello. Por ejemplo:

Eje Inversión Anual (mill. €) Inversión Total 10 años (Mill €)Objetivo 
Transformación Productiva (Digital/Verde)4.00040.000Aumento de la Base Recaudatoria: Generar empleos de alto valor que coticen más, compensando el coste de la RBU.
Reforma del Gasto Social2.40024.000Ahorro por Eficiencia: Simplificación administrativa y ahorro en la gestión de las ayudas que serán reemplazadas.
Implementación Tecnológica de la RBU1.00010.000Aceleración y Precisión: Crear la plataforma tecnológica para la gestión automática y el cruce fiscal de la RBU.
Total7.40066.000

Como digo, pasar del deseo a la reivindicación pasa por construir un imaginario de aspiraciones, por dotarse de alianzas estratégicas y por construir la energía política suficiente para hacer las luchas que toca hacer.

Una inversión anual de 7.400 millones es equivalente a una parte de la inversión en armas que en el período de 10 años quiere financiar España.

Mientras esta inversión armada no reporta beneficio alguno para la seguridad humana, la misma cantidad invertida en llevar adelante los tres ejes expuestos provoca una precondición indispensable para garantizar una RBU garantía de la seguridad humana y de la eliminación de la pobreza y la desigualdad de partida.

¿También en lo ecológico?

Soñar es gratis. Algún autor dijo también que peligroso, porque los sueños despiertos pueden ser también reivindicaciones y apuntar a horizontes de lucha social y alimentar esa especie de principio esperanza que ha alimentado las luchas de lo mejor de la especie por mantener el paso firme y la cabeza erguida (podemos añadir ahora enmendando la perspectiva desarrollista y mecanicista de la época del autor que también el planeta vivo). De modo que no es igual que el cuento de caperucita, sino un ejercicio de movilizar energías políticas y de deseo en orden a enfrentar esto que nos ocurre con el rearme.

Y hay quien me dice que más bien preferiría pensar en un horizonte ecológico ¿qué podríamos hacer entonces, pongamos por caso, con los más de 65.000 millones de euros que al menos gastará España en militarismo en 2025, pero distribuidos también, para que no les tiemblen mucho las piernas a los señores del oligopolio energético, y a los dueños del capitalismo financiero, en otros 10 años?

Tengamos en cuenta el enorme impacto de la huella ecológica provocada por el militarismo tanto en tiempos de paz como de guerra. Un impacto que, dicho sea de paso, podemos leer como una agresión a nuestra seguridad humana y ambiental. 

Según estimaciones de Ecologistas en Acción y el Centro de investigación para la paz Delás, el sector de la defensa (es decir, el ejército y la industria militar)  ≈ 5,144,754 tCO₂e para 2023, equivalente al 1,7% del total de emisiones producidas en España.

El estudio no contempla (casi es imposible, tanto por la complejidad de la estimación como por la opacidad de Defensa) toda la contaminación del sector, ni incluye tampoco las emisiones de la guardia civil, de modo que nos podemos imaginar lo catastrófico de la huella ecológica de lo militar y más si pensamos que tenemos desplegado militarismo en 19 conflictos internacionales.

Es paradójico: el ejército que en teoría está para defendernos, en realidad también (también porque no es la única) nos agrede y agrede nuestra seguridad humana.

Con arreglo a los datos extraídos del Plan Nacional Integrado de energía y del clima 2023-2030 España emite ≈ 287 MtCO₂e/año. 

Reducir estas emisiones en un 90% de emisiones brutas en diez años por ejemplo, y compensar el resto por sumideros, equivaldría al destino de unos 65.000 millones de euros al año para tal fin durante esos diez años.

Con menos ambición, podríamos utilizar únicamente el gasto militar destinado a financiar programas de armas y desarrollo de armamento, una cantidad muy inferior, dentro de un plan mas posibilista (que dicho sea de paso no me parece que sea la panacea pero que puede tener un valor meramente instrumental para posibilitar el necesario cambio de rumbo global) para desencadenar líneas de, por ejemplo:

Partida de Gasto Militar OcultoDestino de los Fondos ReorientadosImpacto en la Huella Ecológica
Financiación de los PEA (Deuda de armamento)Fondo Nacional para la Transición EnergéticaInversión masiva en solar, eólica e infraestructuras verdes.
Créditos Extraordinarios de DefensaPlan de Rehabilitación Energética de Viviendas y EdificiosReducción del consumo energético de las ciudades.
I+D Militar (Desarrollo de Armamento)I+D en Mitigación y Adaptación ClimáticaImpulso a la tecnología de descarbonización y resiliencia hídrica (desalación, gestión de sequías).

La solidaridad internacional

¿Y si nos preguntamos por un uso alternativo al dinero destinado desde tiempos inmemoriales de Felipe González hasta la fecha (más de 24.000 millones de euros) a políticas de solidaridad internacional en vez de a injerencia militar? ¿O en el uso alternativo de los más de 1.700 millones de euros aprobados con cargo al fondo de contingencia este año por el Consejo de ministros para operaciones militares en el exterior aplicados a la seguridad humana internacional o a políticas mundiales de cumplimiento de los objetivos del milenio ¿habría más o menos paz? ¿más o menos justicia internacional?

Podría extender la perspectiva y particularizar gasto militar existente y necesidades de seguridad humana desatendidas. O preocuparme por indicar el enorme coste de oportunidad provocado por la opción militarista y de rearme o por los recortes que se avecinan.

 La realidad es que todo el gasto militar y toda la estructura de defensa militar que consolida es una agresión real y tangible para la propia idea de seguridad y el ejército y sus guerras el brazo armado de nuestros verdaderos enemigos.

¿Quién paga el rearme, a quién beneficia el rearme?

Bien, ahora toca otra pregunta incómoda. 

La respuesta muchas veces aparece como una obviedad, pero las obviedades suelen esconder sesgos y lugares comunes y se vuelven meras creencias dogmáticas.

El caso es que, para responder de una manera más crítica a esta pregunta, he querido observar la estructura del conjunto de la sociedad dividiendo, para simplificar la observación, la misma en cinco grupos por poder económico o, más precisos, de pobreza/riqueza.

A cada grupo, siguiendo la terminología al uso le denominaremos quintil (Q), e irán del quintil más pobre al quintil más rico. 

Es una división un tanto convencional  y artificial. Las sociedades no son tan esquemáticas y habría mucho que discutir sobre el hecho de que la riqueza económica defina por sí sola la pobreza riqueza de una sociedad, pero ahora no me meto en esas disquisiciones.

Para definir estos “quintiles” y su nivel de carga fiscal he usado datos de los informes de FEDEA y del INE, de modo que más o menos mis apreciaciones tengan una cierta homologación.

El caso es que, segmentada así la sociedad, he indagado cual sería el tipo efectivo medio de impuestos por quintil, es decir, en realidad cuanto peso porcentual le supone a cada quintil la carga impositiva (impuestos directos, indirectos, cargas fiscales, tasas, cargas laborales, etc.) sobre su capacidad de renta.

El cuadro de esfuerzo fiscal por quintiles que se deriva de esta indagación es el siguiente:

Quintil de RentaRango de Renta (Aproximado)Tipo Efectivo Medio de Impuestos (Carga Fiscal Total)
Quintil 1 (20% más pobre)Renta más baja~27% – 28%
Quintil 2Renta media-baja~26% – 27%
Quintil 3Renta media~30% – 32%
Quintil 4Renta media-alta~33% – 36%
Quintil 5 (20% más rico)Renta más alta~38% – 40%

Representado gráficamente aparece así:

El porcentaje puede variar según los años fiscales (pueden variar los tipos impositivos) pero más o menos esta es la media actual. 

El tipo efectivo medio (el porcentaje total de la renta pagado en impuestos) para el 20% más pobre es sorprendentemente alto, e incluso puede ser superior al que soporta el 1% de los hogares más ricos del país. Aunque los impuestos directos son progresivos, la combinación de toda la carga fiscal (directos, indirectos y cotizaciones) hace que el 20% de la población más pobre soporte una carga fiscal total (tipo efectivo) muy elevada, cercana al 28% de su renta. 

Esto es sabido, pero todavía nos dice muy poco: que los pobres tienen un gran esfuerzo fiscal en relación con ingresos limitados, y que la cacareada progresividad de los impuestos es regresiva para las rentas bajas y medio bajas. Claro que como aquí todo el mundo se considera de clase media parece que esto no les dice mucho, a pesar de que la clase media se sitúa por lo general fuera de la franja a la que pertenece al menos el 40-50 de la población. Pelillos a la mar, cada tonto mirando su dedo en vez de la luna. Sigamos. 

Existe un beneficio social relativo en relación con la carga fiscal soportada por cada quintil, proporcional a la carga soportada, de forma que los quintiles de mayor poder adquisitivo tendrán en teoría un beneficio social relativo bajo con relación a su carga impositiva, y los más pobres alto.

Ahora bien, en teoría, en la medida en que una redistribución del gasto publico pueda suponer estancamiento o merma de servicios públicos en detrimento de gasto con alto coste de oportunidad, se produce una pérdida de beneficio social relativo, que impactará de forma desigual sobre los diferentes quintiles, menos en los más ricos (porque consumen menos servicios públicos y porque par a los mas pobres los que consumen son más básicos y su impacto vital superior). De esta forma podríamos representar el desigual impacto de la pérdida de beneficios así: 

Como nuestra pregunta es cómo impacta el aumento progresivo que venimos experimentando en el gasto militar por cada segmento de la población. Para ello he tomado en primer lugar el aumento del gasto militar en términos de PIB desde 2018 (desde que Sánchez comanda el partido del rearme español) atendiendo a las cifras de PIB que en los informes que he venido haciendo se detecta, esto es, desde el 2% de 2018 al más del cuatro actual.

He tenido en cuenta por tanto no solo el gasto militar reconocido por el gobierno, sino el oculto, los gastos plurianuales comprometidos, el abuso del fondo de contingencia y la parte de deuda imputable a defensa, aunque, dado que estamos trabajando fundamentalmente sobre términos porcentuales del PIB la estimación valdría lo mismo para las cifras oficiales y su evolución en términos de aumento del PIB.

Sobre estos parámetros, he elaborado una tabla de cómo impactará la evolución de un aumento del gasto militar en términos de presión presupuestaria regresiva sobre el conjunto de la población, lo que nos da una aproximación de la correlación con la reducción general de beneficios sociales para el conjunto de la población y una conclusión evidente: aunque haya quien se beneficie de ello, todos perdemos como sociedad.

AñoGasto Militar sobre PIBIncremento Anual Neto (pp)Índice de Presión Presupuestaria Regresiva (PPR)Impacto Teórico en Beneficios Sociales (B)Impacto Teórico en Índice de Iniquidad (D)
20182.50%Base0.0NingunoNinguno
20192.52%+0.020.5Leve reducciónLeve aumento
20202.87%+0.3510.0Reducción significativaAumento notable
20212.89%+0.0211.0Reducción mantenidaAumento mantenido
20222.92%+0.0312.0Reducción sostenidaAumento sostenido
20233.12%+0.2018.0Reducción fuerteAumento fuerte
20243.79%+0.6735.0Máxima reducciónMáximo aumento
20254.00%+0.2140.0Reducción máxima mantenidaAumento máximo mantenido

Se aprecia el aumento de una curva de presión presupuestaria regresiva en la media en que aumenta el % del PIB empleado para gasto militar sobre el conjunto de la presión fiscal.

Pero esto no es lo que vamos buscando. Precisamente intentamos señalar como pierden más quien menos tienen y como somos la inmensa mayoría los paganinis de los desmanes de unos pocos y de los una “seguridad” que lo es para los más privilegiados de la sociedad, que no solo hacen un menor esfuerzo para “defenderse”, sino que nos transfieren el esfuerzo de la defensa del statu quo a las clasesmediasytrabajadoras que cacarea Sánchez, obligadas a pagar contra sus intereses y al coste social de pérdida de beneficios sociales.

Ahora sí estamos en la oportunidad de repartir, cual buenos hermanos, el resultado desigual del peso del gasto militar entre pobres y ricos en función de esfuerzo, impacto, pérdida de beneficios sociales y, en fin, lo de seguridad humana. Lo vemos en el 

Decil (D)Índice de Iniquidad Estructural (D)Impacto Neto del Aumento del GM (E)Resultado del Impacto
D1 (Más Pobre)100-100Gran Perdedor (Máxima pérdida de beneficios sociales)
D295-85Perdedor
D385-60Perdedor
D475-40Perdedor
D5 (Clase Media Baja)60-20Ligero Perdedor (Afectado por recortes universales)
D6 (Clase Media Alta)455Leve Ganador (Se beneficia de la estabilidad)
D73515Ganador (Carga fiscal asumible)
D82530Ganador
D91550Ganador
D10 (Más Rico)575Gran Ganador (Asume poca carga relativa, mantiene/mejora activos)

El impacto neto de la iniquidad que provoca el gasto militar es significativamente diferente y demuestra quien son los paganinis de los desmanes de los de arriba

No es nuestra última corroboración.

Siguiendo datos del INE y de Hacienda, podemos también calcular la aportación al pago de cargas fiscales por deciles de población para estimar la participación por parte de estas en sostener un rearme que no beneficia, como hemos visto, a todos por igual.

Aparece el siguiente cuadro

Decil de RentaRenta Media Anual (Ej.)Participación Estimada en el Total de Impuestos*Estimación de Aportación en Millones de euros (M€) (Base 272.000 M€)
D1 (Más Pobre)≤7.000 €2.5% – 3.5%6.800 M€ – 9.500 M€
D2∼10.000 €3.5% – 4.5%9.500 M€ – 12.200 M€
D3∼13.000 €4.5% – 5.5%12.200 M€ – 15.000 M€
D4∼16.000 €5.5% – 6.5%15.000 M€ – 17.700 M€
D5∼19.000 €6.5% – 7.5%17.700 M€ – 20.400 M€
D6∼23.000 €8.0% – 9.0%21.800 M€ – 24.500 M€
D7∼27.000 €9.0% – 10.0%24.500 M€ – 27.200 M€
D8∼33.000 €10.5% – 12.0%28.600 M€ – 32.600 M€
D9∼45.000 €13.0% – 15.0%35.300 M€ – 40.800 M€
D10 (Más Rico)≥65.000 €26.0% – 32.0%70.700 M€ – 87.000 M€

Es cuestión de perspectiva, pero en mi criterio las seis decilas que podríamos considerar clases bajas y medias (de los 23.000 euros anuales a los 7.000) estarían soportando en esfuerzo de pago de cerca del 37% del rearme que beneficia al 20% mas rico de la población y frente a un 21% soportado por el 20% de la población que percibe entre 22.000 y 27.000 euros anuales.

Los más soportando a costa de su inseguridad y pérdida de oportunidades la seguridad de los menos. El mundo al revés.

Cuesta imaginar que sindicatos como UGT pidan que se haga un impuesto para que la clase trabajadora financie el rearme o que actualmente no haya un levantamiento de grandes dimensiones para obligar a poner pie en pared de tanto despropósito.

Imaginar, articular, convertir en luchas sociales.

Si repasamos el momento actual, adolecemos de la falta de ese referente común y no tenemos una alternativa de contraste con la propuesta de preparación de la guerra y militarismo.

La izquierda habitual y posibilista a lo sumo plantea la apuesta por la paz en términos de geopolítica, con sus implícitos de paz negativa, contención o ausencia de guerra, ejércitos permanentes y preparación de una fuerza creíble de disuasión. Y propone como recetario deseable el respeto a normas internacionales de derecho difusas, tratados de desarme sin mecanismos de tutela eficaces y, en suma, sin atreverse a avanzar en apuestas por una paz positiva y dinámica, estructural y estructurante, desarmada, pero, más allá del desarme, trans-armada y desarmante. 

No hay, entonces, un modelo alternativo de defensa y de paz ni un itinerario para su construcción fuera de la gestión buenista del régimen de guerra.

Tampoco las articulaciones más allá de esas izquierdas contamos con una idea más precisa de una paz alternativa, fuera de compartir el rechazo y la resistencia a la guerra y una aspiración difusa a una paz indefinida y de escasos contenidos.

Frente a la idea de defensa que vomita el poder en sus medios de formación de la verdad oficial, podemos y estamos casi obligados a construir un horizonte aspiracional de seguridad humana y unas dinámicas de transformación más allá del pacifismo desiderativo y de la ausencia de guerra.

La aplicación de esta especie de provocación metodológica que indicamos a soñar despiertos se me ocurre que puede ser un ejercicio de construcción política necesaria para la articulación de las luchas sociales vigentes en su necesaria coordinación y definición de un horizonte alternativo hacia el que apuntar.

Promover el diálogo entre  términos de alternativas al gasto militar entre articulaciones que sitúan el problema de la paz en otro escenario y con otros contenidos distintos a los del militarismo puede ser un primer paso para la construcción de una aspiración de paz como transformación radical de nuestro mundo de violencia rectora y como construcción de relaciones humanas justas y reconciliadas con el planeta, ecodependientes e interdependientes. 

Podemos descubrir, en esa suma de inteligencia colaborativa y colectiva y en ese encuentro de tradiciones y luchas, un campo de agresiones comúnmente sufridas, de enemigos interconectados, pero también de respuestas, estrategias y luchas sociales con vasos comunicantes, Y podemos construir un horizonte común de defensa social frente a las agresiones concretas y multifacéticas que todas experimentamos y frente a la lógica de violencia rectora y dominación que alimenta el sistema complejo del capitalismo global.

Que grandes apuestas de cambio como el ecologismo social, el feminismo, el altermundismo, la lucha por la emancipación obrera, el antimilitarismo, las luchas contra la pobreza y por la justicia social, los movimientos de derechos humanos, antirracistas, decoloniales, de migrantes, campesinos, de solidaridad internacional, anticapitalistas y tantos otros dialoguemos en común sobre un uso alternativo de los recursos del militarismo, del régimen de guerra permanente y del rearme hacia el cambio y el desarrollo de nuestras aspiraciones nos puede abrir la puerta a un horizonte de contenidos inéditos el la defensa social frente a nuestros verdaderos enemigos y en el horizonte alternativo de seguridad humana y ecológica que anteponer al modelo vigente.

Necesitamos ese referente no sólo como horizonte aspiracional, sino también como dinámicas de acción, prácticas de vida y estrategias de disputa para quitar poder al modelo vigente y empoderar la alternativa.Entiendo que el antimilitarismo hoy afronta el reto de concitar este encuentro y este diálogo para conseguir abrir espacio a la concreción común de esos contenidos de paz positiva y transformacional, y ayudar a definir las agendas compartidas de defensa social en términos de alternativa al militarismo y de estrategia común de cambio de rumbo.

Foto de portada: Newtal.

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