Paz de los cementerios e implicaciones para el pacifismo

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Siempre he pensado que es extraño que en un país tan grande y con tantos medios la izquierda y el movimiento pacifista no existan. Pero sospecho que posiblemente exista y sea grande, creativo y propositivo, pero que el problema sea, lo más seguro, mi propia ignorancia sobre lo que ocurre en USA.

Pues, bien.  Hoy voy a intentar solventar, en parte, mi desconocimiento y, como es de esperar en los USA, de manera sorpresiva para un pacifista del Estado Español.  En Estados Unidos existe el USIP (Instituto de Paz de Estados Unidos).  Al primer toque pensaríamos que es una ONG pero su origen se remonta a 1984 y a una ley que estableció la creación de una “academia de la paz” nacional.  La Ley del Instituto de la Paz de los Estados Unidos fue aprobada por parte del Congreso y, gran sorpresa, fue promulgada por el presidente Ronald Reagan.

¿Puede una Universidad de la paz como la llaman en Estados Unidos ser un fraude con el pacifismo? Analicémoslo.

En este artículo me voy a centrar en dar a conocer la cronología de actuaciones que ha protagonizado USIP, eligiendo algunos de los hitos más relevantes, y en reflexionar sobre varios aspectos relacionados.

Parto de una cierta sensación de envidia ya que la creación de un Instituto de Paz en Madrid podría ser algo verdaderamente deseable, aunque quizá no, como se verá a lo largo del artículo.

Pero, empecemos:

Cronología de USIP

1976.  Los senadores Mark Hatfield de Oregón y Vance Hartke de Indiana presentan un proyecto de ley para crear una Academia de Paz George Washington para promover el “estado de paz entre las naciones y la cooperación entre las personas”. El Congreso está de acuerdo en que una academia de paz justifica la exploración.

Es una iniciativa que parte del stablishment yanqui.  Y en concreto de varios senadores que habían participado en la guerra mundial.  En principio esto me lleva a pensar que no va a tener unos objetivos muy reformistas y mucho menos alternativos en el espectro de la lucha por la paz.  Sin embargo, hay que tener en cuenta que para conseguir la paz es necesaria la participación de toda la sociedad y que cada cual, desde su posición, ha de colaborar.  Es muy habitual en el pacifismo español que el mundo institucional y el no institucional de las ONGs pacifistas vivan de espaldas.  ¿Es esto un error?  ¿Se podrían coordinar intereses, esfuerzos y objetivos?  ¿Se podrían hacer campañas junt@s?  En mi opinión la respuesta categórica es sí y además sería una de las necesidades que habría que trabajar para poder avanzar y salir del impasse en el que el movimiento pacifista lleva instalado desde hace décadas.

También podemos desconfiar y pensar que no deja de ser curioso que sean los propios militares los que promueven la iniciativa y que, como en otras ocasiones, sea un intento de ocupar (léase, militarizar) otro aspecto de la sociedad.  Pero,… ¿no se puede cambiar de opinión a lo largo de la vida, no se puede aprender de los errores?  ¿Cómo podríamos valorar si es un sincero proyecto pacifista o es meramente otro intento de fomentar la agnotología (métodos para generar ignorancia en la sociedad) y la desinformación?  Pues lo vamos a intentar analizando , precisamente, los que nos presentan, motu proprio, como sus hechos más importantes.

1979.  El presidente Jimmy Carter nombra una comisión para realizar más investigaciones sobre el establecimiento de una Academia de la Paz de los Estados Unidos. La comisión celebra audiencias públicas en todo el país.

1981.  La comisión recomienda formalmente la creación de una academia nacional de paz.

Siempre se ha dicho que dejar un tema en manos de una comisión es la manera más efectiva de que no llegue a ningún puerto.  Sin embargo, tras cinco años la Ley se aprueba:

1984.  El Congreso incluye la Ley del Instituto de la Paz de los Estados Unidos en la Ley de Autorización de Defensa. La disposición ordena al nuevo instituto llevar a cabo servicios de educación, capacitación, investigación e información “para servir al pueblo y al gobierno… para promover la paz internacional y la resolución de conflictos… sin recurrir a la violencia”. El presidente Ronald Reagan lo convierte en ley.

Los primeros años: enfoque en la investigación, la educación

Si continuásemos leyendo el viaje histórico del USIP veríamos que en los años 80 se inicia su trabajo con una oficina de sólo 3 personas y se centran en la concesión de subvenciones, becas (para mejorar la capacidad de la nación de resolver conflictos sin violencia), investigación y educación (realizando, por ejemplo, un concurso nacional de ensayos sobre la Paz para estudiantes de secundaria).

1991.  A medida que la Unión Soviética se derrumba y Rusia intenta un cambio hacia la democracia y la reforma legal, USIP, a pedido de la Comisión Constitucional Rusa, proporciona una evaluación del proyecto de constitución rusa.

1992.  El Congreso autoriza al Instituto a recibir donaciones privadas para construir una sede permanente. La recaudación de fondos para esta asociación público-privada finalmente está dirigida por el exsecretario de Estado George P. Shultz (1982-1987, con Reagan de Presidente) y el presidente emérito de la Universidad de Notre Dame, el reverendo Theodore M. Hesburgh.

Otro caso que nos hace desconfiar.  ¿Cómo puede ser que sólo 5 años después de ser exsecretario de Estado con Reagan se dedique a la causa de la paz?  Recordemos que los gobiernos de Reagan fueron muy belicistas:

Financió y armó a los grupos contrarrevolucionarios de Centroamérica hasta forzar la caída del régimen sandinista en Nicaragua. Ordenó intervenciones militares en defensa de los intereses americanos en Granada (1983) y Libia (1986). Reforzó los vínculos con los aliados de la OTAN, de los cuales obtuvo apoyo para desplegar nuevos misiles de alcance medio en Europa (los euromisiles). E impulsó un salto cualitativo en la carrera de armamentos con su Iniciativa de Defensa Estratégica (o Guerra de las Galaxias), orientada a desarrollar nuevas armas que garantizaran la superioridad tecnológica occidental en un eventual conflicto nuclear con la Unión Soviética.

La madurez de USIP

En 1995 USIP da un gran paso:  realiza su primer trabajo directo en una zona de conflicto, apoyando la estabilización de posguerra de Bosnia-Herzegovina. Este programa eventualmente incluye capacitación en resolución de conflictos, negociación y otras habilidades para funcionarios estadounidenses, bosnios e internacionales, y para personal de organizaciones de asistencia no gubernamentales. USIP también patrocina diálogos interreligiosos para reducir las tensiones que subyacen a la violencia del país. En Washington, el Instituto alberga grupos de trabajo para aplicar las lecciones del conflicto al trabajo futuro en los Balcanes y en otros lugares.

También me causa reparos, reconozco que desde la lejanía y quizá desde la ignorancia, la actuación de USIP en el conflicto de Irak, tal y como lo presentan ellos:

2003.  Mientras Estados Unidos se prepara para la intervención militar en Irak, USIP brinda un análisis sobre los desafíos que seguirán a las operaciones militares. Después de que finaliza un combate importante, una asignación del Congreso para USIP patrocinada por el Senador Tom Harkin de Iowa permite que el Instituto comience actividades de consolidación de la paz en el terreno para promover la estabilidad y frenar el conflicto civil. Los esfuerzos de USIP incluyen capacitar a funcionarios iraquíes y líderes de la sociedad civil en el manejo de tensiones potencialmente violentas entre las distintas comunidades del país. El Instituto facilita los diálogos entre grupos religiosos y étnicos y, en última instancia, ayuda a reconstruir un sistema legal y judicial.

Quizá más que reparos es vergüenza, cualquier pacifista, mientras se prepara una intervención militar ilegítima como la de Irak, estaría luchando para que la guerra no se produjese.  La postura de USIP parece que asume la política belicista y violenta de la Administración de Bush y que, asumiendo la guerra, limita su labor al post conflicto.  Y, sobre todo, en el post conflicto va de la mano de lo que fue la política de ocupación y destrucción del estado de Irak.  Esta política de trabajar a petición del gobierno estadounidense la reconocen en el siguiente párrafo:

2003.  A pedido del Departamento de Estado, USIP ayuda a facilitar un proceso de paz entre el gobierno de Filipinas y el rebelde Frente Moro de Liberación Islámica en la isla sureña de Mindanao. Si bien no se llega a un acuerdo, el Instituto ayuda a las dos partes a idear soluciones creativas para problemas difíciles y apoya el inicio de un diálogo entre los diferentes grupos étnicos moro para generar un frente más unificado en las conversaciones.

Por cierto, ¿dónde queda la autocrítica, es decir, dónde queda la crítica del USIP contra la propia política militarista, belicista y violenta de EE.UU.?  Son muy importantes los trabajos en el exterior de la propia nación, pero, quizá lo son más en el interior del propio Estado, sobre todo teniendo en cuenta que están en el estado más violento y generador de guerras en las últimas décadas, además de ser los que más se lucran con el comercio de armas.

2005.  Bajo la dirección del Congreso, USIP convoca al Grupo de Trabajo bipartidista sobre las Naciones Unidas, presidido por el ex presidente de la Cámara Newt Gingrich y el ex líder de la mayoría del Senado George Mitchell. El informe del grupo de trabajo, publicado por el Instituto, encuentra que «una ONU efectiva es de interés para Estados Unidos», pero que se necesitan reformas institucionales para que las Naciones Unidas enfrenten de manera efectiva las amenazas posteriores a la Guerra Fría, como el terrorismo, el genocidio, las violaciones de los derechos humanos, la pobreza y la proliferación nuclear.

Gingrich es un reconocido líder del ala más derechista del Partido Republicano, los conocidos como Tea Party.  Mitchell es un senador demócrata que también fue presidente de la Compañía Walt Disney.  La presidencia de ambos en una comisión que iba a redefinir la estrategia de USA con respecto a Naciones Unidas nos muestra, una vez más, que republicanos y demócratas (aquí diríamos derechas e izquierdas parlamentarias) están de acuerdo en apoyar a la ONU si esta se pliega a su definición de amenazas posteriores a la Guerra Fría.  Nadie está en contra de luchar contra el terrorismo (aunque la definición de terrorismo está muy discutida y no suele incluir el terrorismo de algunos estados de la órbita yanqui), ni de luchar contra el genocidio y las violaciones de los derechos humanos (aquí es de resaltar el cinismo estadounidense), ni contra la pobreza (aunque está en sus manos plenamente, reduciendo o eliminando el gasto militar), ni contra la proliferación nuclear (de los demás estados, se entiende, no de la del propio Estados Unidos).

¿Dónde queda potenciar que la ONU declare como objetivos prioritarios luchar contra la producción y el comercio de armas, contra la invasión de estados soberanos, contra la militarización cultural y social, contra el despilfarro militar?  ¿Por qué no declarar la guerra como un crimen ecológico y contra los derechos humanos y perseguir a quienes la fomentan?

2006.  A pedido del Congreso, USIP facilita el Grupo de Estudio de Irak bipartidista, encabezado por el exsecretario de Estado James Baker y el expresidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, el representante Lee Hamilton de Indiana. El Instituto publica el informe del grupo sobre la situación en Irak y sus implicaciones para los EE. UU. y el Medio Oriente. Se convierte en uno de los estudios más influyentes del Instituto, y obtiene una atención sin precedentes de los legisladores y el público.

Nuevamente se nombra un zorro para resguardar a las gallinas.  Poco a poco va quedando claro que las iniciativas en las que participa USIP no son nada apartidistas, como deberían ser supuestamente por su ideario.

2010.  Bajo la dirección del Congreso, USIP facilita una evaluación independiente de la Revisión Cuatrienal de Defensa del Departamento de Defensa, un documento de planificación a largo plazo también ordenado por el Congreso. La evaluación facilitada por el USIP, llamada Panel Independiente de Revisión Cuadrienal de la Defensa, está copresidida por el exasesor de seguridad nacional Hadley y el exsecretario de Defensa William Perry. Cuatro años más tarde, el Congreso y el Departamento de Defensa le piden nuevamente a USIP que facilite una evaluación de la Revisión Cuatrienal de Defensa de 2014. Este panel está presidido por el general retirado del ejército John Abizaid.

Después de todo el análisis anterior, pensar que USIP puede hacer una evaluación independiente de la política de Defensa estadounidense junto a múltiples colegas militares provoca sudores fríos y enfado.  Parece que se cierra el círculo del engaño a la sociedad estadounidense y mundial.  La Universidad de la Paz de Estados Unidos es un mero apéndice del militarismo de su gobierno y su actitud es de colaboracionismo servil con el militarismo.

Sin embargo, hay que admitir que tienen derecho al nombre de Universidad de la Paz.  Les avala el concepto de paz que la interpreta como la paz de los cementerios, la paz del imperio militar que impone sus deseos a los demás.

2011.  USIP establece un programa dedicado de educación pública, el Centro de Construcción de Paz Global para cumplir con el mandato fundacional del Congreso de que el Instituto brinde al pueblo estadounidense recursos e información sobre manejo de conflictos internacionales y construcción de paz. En sus primeros tres años, el centro lleva a cabo más de 350 talleres educativos, involucrando a 15.000 estudiantes, educadores y otras personas de 39 estados de EE. UU. Llega a miles de personas más a través de recursos y actividades en línea.

Y ahora es cuando no me extraña que en EE.UU. no haya contestación a su militarismo y a su intervencionismo:  desde 2011 desarrollan un gigante esfuerzo de formación en los colegios e institutos divulgando su idea de paz de los cementerios.

2014.  USIP crea una corporación sin fines de lucro, PeaceTech Lab[3], para avanzar en su trabajo por la paz en zonas de conflicto. PeaceTech Lab se enfoca en el uso de tecnología, nuevos métodos de recopilación y análisis de datos y contenido multimedia.

Creemos que todos tienen el poder de la tecnología de la paz, por lo que aprovechamos la tecnología de bajo costo y fácil de usar y las asociaciones locales para poner las herramientas adecuadas en manos de las personas mejor posicionadas para marcar la diferencia: activistas, constructores de paz y ONG en algunos de los lugares más violentos de la tierra.

Nuestro trabajo toma muchas formas. Desde nuestra sede en Washington D.C., ejecutamos un Acelerador PeaceTech para nuevas empresas que utilizan la innovación tecnológica para hacer de todo, desde conectar a los jóvenes en riesgo en África con empleos hasta advertir a los civiles en Siria sobre los ataques con misiles que se avecinan. En lugares como India, Kenia, Irak, Myanmar, Costa Rica y Nigeria, nuestros PeaceTech Exchanges ofrecen capacitación y herramientas tecnológicas asequibles a los constructores de paz en comunidades de todo el mundo. Y en el frente de los datos, nuestra investigación sobre temas como las redes sociales y el discurso de odio sirve para informar a los legisladores, científicos de datos, activistas y líderes empresariales, al mismo tiempo que proporciona una base para el análisis predictivo y una plataforma patentada para la alerta temprana de violencia. Nos asociamos con la Universidad de Drexel para lanzar la primera Maestría en Ingeniería de la Paz de EE. UU. para educar generación tras generación sobre el poder de la tecnología de la paz.

Un nuevo área al que se amplía la hidra de este militarismo camuflado.

2015.  USIP asume el papel de coordinador de la red internacional RESOLVE, un consorcio de organizaciones de investigación e individuos que trabajan para contrarrestar y prevenir el extremismo violento. La red fue convocada por la USIP, el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

De esta iniciativa internacional RESOLVE de prevención del extremismo violento (¡ojo!) no he encontrado nada, lo que me da más miedo.

Conclusiones pacifistas

¿Qué podemos aprender el pacifismo de USIP? Varias cosas:

1.-  Aunque en el aspecto teórico la teoría de la paz negativa, la paz de los cementerios, la paz de la ausencia de conflictos, ha sido superada hace muchísimo tiempo por conceptos mucho más ricos y propositivos, la paz de los cementerios existe a nivel práctico en los altos estamentos del poder.  Es preponderante. 

2.-  La paz de los cementerios no es paz, pero así se vende y lo malo es que tiene el dinero y las influencias necesarias para ser la dominadora en el plano práctico.  A Reagan, Bush, Gingrich, Baker, … les resulta fácil montar una universidad que se expanda internacionalmente en pocas décadas y que sea la forma de lavar la imagen de políticas bélicas.

3.-  La paz de los cementerios nos lleva a múltiples conflictos porque:

  • Nos obliga a concienciar a la gente de que no cualquier actuación que lleve el apelativo de paz es generadora de libertad e igualdad respetuosa con el medio.
  • Nos obliga a luchar contra la agnotología continuamente fomentada por lo militar para lograr que se pueda hablar, debatir e, incluso, decidir sobre los temas de defensa.  Desenmascarar las políticas agnotológicas de las administraciones militaristas es uno de los objetivos de una verdadera cultura de paz.
  • Nos obliga a convivir con prácticas que se venden como paz, pero que son justo lo contrario.  Es decir, nos obliga a vivir en un mundo en confusión permanente en el que prácticas realmente pacifistas pueden, incluso, estar promocionadas por la USIP y seríamos necios si no las usásemos por caer en análisis groseros que no separan el grano de la paja, como veremos en el siguiente artículo.