Feria de Armas. ¿Tiene la izquierda un modelo de defensa?


Feindef 25, la Feria Internacional de la Defensa y Seguridad de España, o Feria de Armas, sin eufemismo, no deja de ser noticia. La peor y más nociva es la firma de UGT-FICA de «un acuerdo para impulsar la industria de la defensa«. Una industria que no exageramos si la definimos como la industria de la muerte, pues hay que recordar a UGT que las armas matan y se fabrican y diseñan para ello. Que un sindicato que se dice progresista en vez de promover la reconversión de la industria militar en puestos de trabajo de utilidad social se empeñe en justificar el próspero negocio de los Señores de la Guerra da mucho que pensar sobre la escasa conciencia social de UGT como sindicato, pues las armas que anima a producir son las que acabarán con la vida y la familia de otros trabajadores en cualquier lugar del mundo. Pero si penoso es el acuerdo en sí, aún lo es más su argumentario asumiendo acríticamente todos los tópicos y engaños del militarismo. Este párrafo del acuerdo no tiene desperdicio:

«UGT-FICA considera esencial promover la cultura de la defensa y seguridad con el objetivo de impulsar las inversiones en este sector, imprescindible para dotar a las Fuerzas Armadas Españolas de las capacidades necesarias para garantizar la sostenibilidad de nuestro Estado de Bienestar, defender los principios y valores democráticos, contribuir a garantizar la paz e impulsar un sector estratégico para el país».

¿Por qué lo llaman cultura de la defensa cuando es «cultura» de guerra, cultura de la violencia, de la conquista, del sometimiento, de la dominación, en definitiva, cultura patriarcal? ¿Qué seguridad nos da tener más capacidad de amenaza cuando eso nos lleva a estar más amenazadas? ¿Desde cuándo los ejércitos garantizan el Estado de Bienestar? Si eso fuera cierto EEUU. debería ser el paradigma del estado de bienestar, pero millones de personas pobres tiradas en las calles lo desmienten; la falta de una sanidad para todas lo desmiente; la falta de una educación pública lo desmiente… ¿En qué país vive UGT? ¿Puede decirnos desde 1888 en que se fundó cuándo el ejercito ha defendido eficazmente los valores democráticos? ¿Puede afirmar UGT sin ruborizarse que las intervenciones de nuestro ejército en Afganistán, Irak o Libia han contribuido a la paz? No menos penoso es el siguiente párrafo plagado de mentiras mil veces repetidas. No, la inversión en armamento es costosa para los contribuyentes, sin utilidad social y abiertamente inmoral, que sólo beneficia a las multinacionales del sector, tomando como rehenes a los trabajadores, pues saben que sólo habrá trabajo mientras haya guerras y se fomenten.

La segunda noticia es que Feindef escluye de su feria de armas a las empresas israelíes, una exclusión que, aun siendo positiva, no deja de ser un lavado de cara a la imagen ensangrentada de una feria de armas. La exclusión es fruto de las protestas populares que dentro y fuera de España han conseguido que Israel no participe en ferias como el evento Enise del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) que se celebró en León del 21 al 23 de octubre, o la exclusión de Israel de Euronaval y Eurosatory en Francia. A la exclusión de Israel de Feindef ha contribuido también la presentación en el Congreso por parte de IU de una iniciativa para «excluir de las ferias de defensa y seguridad en España a las empresas israelíes que participan en el genocidio del pueblo palestino». Con este lenguaje IU da por bueno que las ferias de armas son para defender y para dar seguridad. Una vez más constatamos la falta de una alternativa desde la izquierda a la idea de defensa y seguridad. ¿Qué queremos defender, de quién, cómo? ¿Cuándo nos sentimos seguras las personas?

Resulta demasiado evidente que los ejércitos están para defender el sistema injusto en el que vivimos y asegurar los privilegios de las clases dominantes. No tenemos más enemigos que los que nos crean ni más seguridad que acabaremos siendo carne de cañón de sus guerras de poder y dominación. La defensa de lo que nos importa la estamos haciendo en las calles la ciudadanía defendiendo las libertades y los derechos humanos, el derecho a la vivienda, a la sanidad, a la educación, a la alimentación, a cuidar del planeta, a vivir sin ser amenazadas por el machismo, a una ciudad habitable …Todo eso, sí nos daría seguridad. La realidad es que el creciente militarismo que se nos está inculcando acabará por comernos los derechos y las libertades. El gasto militar es una grave amenaza para el bienestar de la población, un gasto superfluo del que sólo unos pocos sacan beneficio, lastrando a la sociedad. Los más de 60.000 millones de euros que este año irán a gasto militar darían para muchas mejoras en sanidad , en educación o en la prevención y solución de catástrofes, en cuidar del planeta o paliar el hambre en el mundo. No hacerlo es cuestión de decisiones políticas y premeditadas campañas de militarización . Menos ejército es más seguridad. Sólo viviremos libres, iguales, seguros y en paz cuando hayamos superado el militarismo.

Notas:

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