El genocidio en Gaza no es obra del pueblo judío sino del estado sionista, una versión supremacista y cruel del judaísmo con la que numerosos judíos de todo el mundo no sólo no se sienten identificados sino que están abiertamente en contra y así lo manifiestan. Nos hacemos eco de dos de los numerosos casos de protesta desde el judaísmo, tanto dentro como fuera de Israel, por su simbolismo y significado. Uno en el Capitolio, sede del Congreso de los Estados Unidos, hace un año. El otro en Viena, en el corazón de Europa, del 13 al 15 de junio, una Conferencia Judía Internacional Antisionista que rechaza abiertamente no sólo el genocidio sino también la colonización y el apartheid. Es sorprendente su apuesta por un solo estado. La conferencia ha denunciado el papel destacado de EE.UU sin cuya colaboración no hubieran sido posibles ni la colonización de Palestina ni el genocidio en Gaza. Denuncia también la hipocresía y la traición de Alemania, Francia, Austria y Europa, que no han hecho nada por parar el genocidio y siguen siendo cómplices. Es vergonzosa la persecución y la represión a las personas que protestan por un genocidio a la vista de todo el mundo, queriendo negar lo evidente, negando la libertad que pregonan y justificando como legítima defensa el bombardeo sistemático sobre la población civil, sobre las tiendas de campaña, sobre escuelas, mezquitas y hospitales. En el colmo de la crueldad están disparando sobre las colas del hambre y la sed a personas que sólo buscan un saquito de harina o un bidón de agua. Con el genocidio en Gaza nos estamos jugando, como humanidad, normalizar una brutalidad y una barbarie que nos acabará engullendo a todas o recuperar principios de solidaridad, justicia, igualdad, respeto y protección de la vida humana. Tachar de antisemitas a quienes denunciamos el genocidio es una maniobra tan burda y descarada que sitúa a sus autores lejos de la más elemental empatía con lo humano. Es necesario redoblar las protestas, el boicot a quienes alimentan el genocidio, exigir la ruptura total del comercio de armas con Israel, romper acuerdos con sus instituciones, romper relaciones diplomáticas y aplicar sanciones internacionales a Israel, como corresponde a la gravedad de la amenaza sionista. Que la comunidad internacional no deje sin sanción a ningún criminal de guerra. ( Nota de Alternativas Noviolentas)
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Primer Congreso Judio Antisionista Internacional (Viena 2025)
Entre el 13 y el 15 de junio de 2025, se celebró en Viena el Primer Congreso Judío Antisionista Internacional, un evento histórico que congregó a más de 500 personas de los cinco continentes. No fue solo una conferencia, sino una afirmación política, espiritual y cultural: Israel no representa al judaísmo.
Por primera vez, cientos de judíos de todo el mundo se reunieron para desafiar abiertamente al Estado de Israel, reivindicar el antisionismo como expresión ética y moral del judaísmo, y solidarizarse con la resistencia palestina.
Realizado sin banderas nacionales y con ramas de olivo decorando los salones, el congreso buscó, en palabras de una de sus organizadoras, «devolver al judaísmo su vocación universal de justicia», y poner fin a la identificación entre judaísmo y sionismo que Israel ha impulsado por décadas.
Ruptura histórica
El evento marcó el quiebre más significativo del monopolio sionista sobre la representación judía a nivel internacional. “Aquí nació Herzl, y aquí ha muerto su idea”, ironizó uno de los asistentes, haciendo referencia a la simbólica elección de Viena como sede.
Por primera vez, un foro internacional de judíos no solo negó la legitimidad de Israel para hablar en nombre del pueblo judío, sino que reclamó la suspensión de su membresía en la ONU y la UE, y la reactivación del boicot académico y cultural contra sus instituciones.
Entre los participantes hubo reconocidos académicos, rabinos jasídicos, jóvenes activistas, supervivientes del Holocausto y descendientes de familias perseguidas por el nazismo. Todos unidos bajo una consigna: “No en nuestro nombre”.
Declaración de Viena y justicia histórica
El congreso culminó con la aprobación de la Declaración de Viena, cuyo núcleo dice:
“Rechazamos la pretensión del sionismo de representar al judaísmo y condenamos el uso del judaísmo como herramienta de colonialismo, apartheid y genocidio contra el pueblo palestino.”
Una anciana de 91 años, sobreviviente de los campos nazis, cantó emocionada Mawtini en árabe, recordando que lo había hecho por primera vez durante la Naksa. “Jamás imaginé que un día lo cantaría contra Tel Aviv”, expresó con la voz quebrada.
El congreso expresó su apoyo explícito a la resistencia palestina en todas sus formas, la consideró una lucha legítima contra un sistema colonial racista, y exigió llevar a los dirigentes israelíes ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad.
“Quien vivió el infierno del nazismo no puede guardar silencio ante lo que hace Israel hoy en Gaza”, dijo uno de los supervivientes. Otro participante propuso ampliar el concepto de crímenes internacionales para incluir el colonialismo y el bloqueo como prácticas sistemáticas de exterminio.
Un nuevo internacionalismo
El congreso no solo denunció al Estado de Israel, sino también la complicidad de las potencias occidentales. “Vergüenza, toda la vergüenza, para los gobiernos que reprimen la solidaridad con Palestina mientras justifican el genocidio”, se proclamó en la sesión de cierre.
Se condenó con firmeza a Estados Unidos por su respaldo incondicional a Tel Aviv, a Alemania por instrumentalizar el Holocausto, y a Francia y Austria por reprimir las movilizaciones propalestinas bajo el pretexto del antisemitismo.
En una de las sesiones más aplaudidas, un rabino ultraortodoxo tomó la palabra en árabe y exclamó: “Vosotros, pueblo de Gaza, sois más valientes que los hijos de Israel en tiempos del Faraón”.
La conclusión fue clara: liberar Palestina del río al mar, no mediante la farsa de los dos Estados, sino a través de un único Estado democrático para todos sus habitantes. Para eso, se propuso crear una coalición judío-palestina e internacional, y dar respaldo intelectual, moral y logístico a las campañas de boicot.

A continuación te invitamos a firmar la declaración que emanó del encuentro
El mundo observa con horror el genocidio que se está desatando contra el pueblo palestino, perpetrado por el sionismo en colaboración con Occidente. Como judíos, es nuestra obligación actuar, ya que esto se hace en nuestro nombre. ¡Debemos unirnos a nuestros hermanos y hermanas palestinos en su hora más oscura y trabajar por la descolonización de Palestina!
Los judíos y las personas de ascendencia judía de todo el mundo –aquellos a quienes el Estado sionista pretende representar– se están uniendo para declarar su oposición inquebrantable al sionismo.
Desde el Primer Congreso Sionista hace más de un siglo, los líderes sionistas han afirmado hablar en nombre de todo el judaísmo mundial, manteniendo así a los judíos y al judaísmo como rehenes del sionismo, mientras intentan constantemente silenciar nuestra oposición y pisotear la integridad espiritual de la religión judía. La tradición, la historia y la cultura judías se oponen rotundamente al genocidio.
La impresionante historia de la resistencia judía al sionismo es tan larga como el sionismo: incluyó comunidades religiosas judías así como movimientos seculares de ascendencia judía, y la vehemente oposición judía a la creación del Estado sionista desde dentro de la propia Palestina.
El sionismo es un crimen contra el judaísmo y el pueblo indígena de Palestina, y nos comprometemos a erradicarlo. A lo largo de los años, se ha demostrado que el sionismo, en lugar de proteger a los judíos, se convirtió en un gran peligro al cometer actos atroces en nombre de los judíos y del judaísmo. El sionismo reivindica la supremacía de los judíos y, por lo tanto, adopta plenamente el supuesto racista inherente al antisemitismo que insiste en la «otredad» de los judíos.
La entidad colonial sionista niega incluso los derechos más básicos a los palestinos. El sionismo es responsable del colonialismo, el apartheid, la limpieza étnica y el genocidio en Cisjordania y Gaza durante más de ocho décadas. Catorce millones de palestinos en todo el mundo son sus víctimas directas. Ante las atrocidades que comete, decimos firmemente: «¡No en nuestro nombre!». ¡Nos comprometemos a acabar con el sionismo y a la descolonización de Palestina junto con nuestros aliados palestinos!
Ante todo, el sionismo es un crimen contra la humanidad. Dedicados al juramento de los supervivientes del campo de concentración de Mauthausen, transmitido hasta nosotros como testimonio de resistencia contra el nazifascismo, seguimos su legado universal y reiteramos su mensaje:
La permanencia en el campamento, durante años, ha reforzado en nosotros la comprensión del valor de la hermandad entre los pueblos de todas las naciones. Fieles a estos ideales, hacemos un juramento solemne de continuar luchando, firmes y unidos, contra el imperialismo y contra la instigación al odio entre los pueblos.
¡Juntos uniremos fuerzas en el primer Congreso Antisionista Judío y unidos nos uniremos a los palestinos para liberar Palestina y construir una sociedad justa e igualitaria!
¡El judaísmo no es sionismo!
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Dr. Mustafa Barghouti: (Declaración de Viena)
Por primera vez, se celebra en Viena una conferencia judía internacional antisionista.
Por primera vez, judíos han celebrado una conferencia con 500 participantes de todo el mundo. Por primera vez, los judíos han roto el monopolio del sionismo sobre la representación judía, desmantelando así la afirmación y el consenso de que Israel es el único representante legítimo de los judíos en todo el mundo.
Por primera vez, la legitimidad moral y política de la lucha palestina se ha fortalecido en foros internacionales, al haber ganado apoyo dentro del grupo en cuyo nombre el sionismo afirma hablar.
Por primera vez, el movimiento global de boicot cuenta con apoyo judío internacional, así como con apoyo moral y religioso, con la presencia de reconocidos académicos judíos en América y Europa, entre los movimientos de boicot que están siendo atacados por el lobby sionista.
Por primera vez, judíos en una conferencia internacional exigen oficialmente la suspensión de la membresía de Israel en las Naciones Unidas y la Unión Europea, así como la reanudación del boicot académico y cultural a las instituciones israelíes.
Por primera vez, un superviviente judío del Holocausto declara en una conferencia internacional que Israel comete atrocidades en nuestro nombre. La conferencia considera a Israel un régimen colonial de apartheid similar al de Sudáfrica. Los participantes exigen la formación de una coalición internacional judeo-palestina para derrocar este régimen de apartheid y construir un único estado democrático para todos sus habitantes.
Por primera vez, la conferencia exige que Israel y sus líderes rindan cuentas ante la Corte Penal Internacional y pide que se amplíe el concepto de crímenes de lesa humanidad para incluir los asentamientos y los asedios.
La conferencia emitió la Declaración de Viena: «Rechazamos la afirmación de que el sionismo representa al judaísmo y condenamos el uso del judaísmo como herramienta de colonialismo, apartheid y genocidio contra el pueblo palestino» (el documento político central). (Para la conferencia)
Por primera vez en una conferencia judía internacional, los participantes respaldaron la liberación de Palestina desde el río hasta el mar y rechazaron la solución de dos Estados como excusa para perpetuar el colonialismo.
La conferencia apoyó explícitamente la resistencia palestina en todas sus formas, considerándola legítima contra el colonialismo racista, el enjuiciamiento de los gobiernos occidentales cómplices del genocidio y la búsqueda de justicia histórica para el derecho al retorno de los refugiados palestinos.
La conferencia criticó a Estados Unidos por su apoyo incondicional a Israel, a Alemania por usar el Holocausto para justificar su apoyo político y militar, y a Francia y Austria por reprimir las protestas propalestinas con el pretexto de combatir el antisemitismo. La declaración de clausura decía: «¡Qué vergüenza para los gobiernos occidentales que justifican el genocidio y suprimen la solidaridad con las víctimas palestinas!».
La conferencia afirmó que el antisionismo no es antisemitismo, sino que el sionismo en sí mismo amenaza la existencia moral del judaísmo.
Por primera vez y en una posición sin precedentes, el sobreviviente del Holocausto Stephen Kappus dijo: «Aquellos que vivieron el infierno del nazismo no pueden permanecer en silencio sobre lo que Israel está haciendo hoy en Gaza». Dalia Sarig (la organizadora principal) declaró en esta conferencia: «Somos… los judíos estamos en contra del sionismo y rechazamos los crímenes cometidos en nuestro nombre. Apoyamos a los palestinos como parte de nuestro compromiso con la justicia». Ilan Pappe, historiador israelí que participó en la conferencia, afirmó: «Lo que Israel está haciendo no es solo una ocupación, sino un asentamiento colonial, apartheid y crímenes indiscutibles de limpieza étnica».
No en vano esta conferencia se celebró en Viena. Alguien comentó con sarcasmo: «Herzl nació aquí, y en la sala de enfrente, su idea murió». No en vano los organizadores colocaron ramas de olivo en la sala de conferencias y el vestíbulo, mientras que ni la bandera de Palestina, ni la de Israel, ni la de ningún otro país estaban presentes. Uno de los invitados de Europa del Este comentó: «¿Estamos en una conferencia política o en una exposición palestina de aceitunas?». Un periodista respondió: «Aquí, las aceitunas son más fieles que todas las banderas de las Naciones Unidas».
En medio de las discusiones, un rabino haredí intervino, expresando su solidaridad con Los palestinos, en un árabe elegante, decían: «Ustedes, los habitantes de Gaza, son más valientes que los israelitas en la época del Faraón».
Durante un descanso, una judía austriaca de 91 años, que sobrevivió al Holocausto nazi, cantó con algunos asistentes la canción «Mi Patria» en un árabe mal hablado. Luego comentó: «Solía cantarla durante la Naksa, y no sabía que algún día la cantaría contra Tel Aviv».
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(Artículos tomados de la Revista De Frente) < https://share.google/4Xnwc8buWXtSiavcV>
( Wiener Jüdisch Antizionistische Initiative | Viena 2025 | Primer Congrés Antisionista Jueu) <https://share.google/4PaGM7QyF3b2AC6ifhttps://share.google/4PaGM7QyF3b2AC6if<
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En diciembre de 2024, un colectivo de judíos austriacos firmó una Declaración Antisionista: Declaración antisionista judía vienesa – diciembre de 2024
Nosotros, los abajo firmantes, como personas de orígenes familiares judíos, descendientes de personas desplazadas y/o víctimas del Holocausto, sobrevivientes del Holocausto y combatientes de la resistencia contra el régimen nazi, todos con vínculos con Austria, nos oponemos al sionismo y a las acciones del Estado de Israel en nuestro compromiso con los derechos humanos universales, la igualdad y una paz justa en el Medio Oriente.
Declaramos que nuestros valores no están representados por la “Israelitische Kultusgemeinde” de Viena, que pretende hablar en nombre de los judíos en Austria y que apoya incondicionalmente a Israel.
Nos oponemos a la marginación o supresión de las voces palestinas y antiisraelíes en la política, los medios de comunicación y las instituciones estatales austriacas y, en particular, pedimos que se escuchen las voces judías disidentes.
Nosotros, al igual que otros judíos de todo el mundo, condenamos las acciones de Israel contra los palestinos, el genocidio que Israel está cometiendo en Gaza, la limpieza étnica y la ocupación colonial de Cisjordania ocupada. Declaramos inequívocamente: «No en nuestro nombre» y «Nunca más para nadie».
El alcalde antisemita de Viena, Karl Lueger, declaró una vez: «Yo decido quién es judío». Quienes se alineaban con sus políticas estaban exentos de ser etiquetados como «judíos» por Lueger, mientras que las voces disidentes que se oponían a sus políticas eran, según su definición, las voces «de los judíos».
Incluso hoy, nuestras voces judías anticoloniales en Austria son silenciadas y deslegitimadas según este principio, aunque invertido como «Nosotros decidimos quién no es judío». Quienes se alinean con Israel pueden ser considerados «judíos» y hablar como tales, mientras que quienes no lo hacen deben permanecer en silencio como «no judíos». Reconocemos esto como una forma de antisemitismo y como complicidad en la propagación del antisemitismo, ya que confunde la identidad judía inseparablemente con el genocidio de los palestinos y alimenta el odio contra los judíos.
Defendemos inequívocamente nuestro derecho a la libertad de expresión, a expresar libremente nuestras opiniones democráticas y anticoloniales sin ser etiquetados por algunos como “traidores”, “falsos judíos” o “judíos que se odian a sí mismos”, y por otros como “partidarios del terrorismo”, “odiadores de Israel” o simplemente “antisemitas”.
Nuestro punto de referencia se basa en la Declaración de Jerusalén sobre el Antisemitismo, de marzo de 2021, que ofrece una definición oportuna del antisemitismo que separa las críticas legítimas al Estado de Israel de la hostilidad o el prejuicio contra los judíos. Tanto los autores como los 359 firmantes son académicos y expertos de gran prestigio en la investigación del antisemitismo. La Declaración de Jerusalén puede ofrecer una alternativa a la definición práctica de antisemitismo de 2016 de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA). La IHRA confunde deliberadamente las críticas a Israel con el antisemitismo, lo que sirve como herramienta política para reprimir las críticas a Israel y contribuye a las falsas acusaciones de antisemitismo.
Apoyamos las demandas palestinas de justicia, autodeterminación y la plena realización de todos los derechos nacionales, políticos, civiles y humanos consagrados en el derecho internacional.
Entendemos el judaísmo como una religión y una cultura con ricas tradiciones. Rechazamos el sionismo como una forma de etnonacionalismo, racismo y colonialismo. Reconocemos el sionismo como una ideología nacionalista que no defiende la igualdad entre todos los ciudadanos. Desde sus inicios, el sionismo fue un proyecto colonial de asentamiento, y lo sigue siendo hasta la fecha. El Estado de Israel nació de la expulsión de las poblaciones nativas y la confiscación de sus tierras. Su fundación encarnó un impulso expansionista para convertir a Israel en una nación «de río a mar», sembrando la guerra y el caos en toda la región (Líbano, Siria, etc.). Rechazamos tanto el llamado «sionismo de derecha» como el «sionismo de izquierda», ya que ambos se basan en los mismos principios.
La ideología sionista ha llevado a Israel a desplazar personas, robar tierras, negar el acceso a los campos y al agua, construir muros y cometer genocidio contra el pueblo palestino. El gobierno extremista de Israel continúa su camino de colonización de Palestina y mantiene su sistema de apartheid con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea. Defendemos una solución que garantice la igualdad de derechos para todas las personas en el territorio comprendido entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, independientemente de su nacionalidad o religión. De conformidad con la Resolución 194 de la ONU, el derecho al retorno se aplica a las personas desplazadas y a sus descendientes y debe ser respetado.
Afirmamos que no es antisemita señalar y oponerse a la discriminación racial sistemática por parte del Estado de Israel, que no es antisemita acusar a Israel de colonialismo de asentamiento, apartheid, limpieza étnica y genocidio y que no es antisemita llamar al boicot, la desinversión y las sanciones contra Israel como formas comunes y no violentas de protesta política.
Nos oponemos al apoyo del Gobierno Federal Austriaco a Israel y exigimos un alto el fuego inmediato y permanente en Gaza y Cisjordania, la suspensión inmediata de todos los envíos de armas a Israel, el fin de toda cooperación que apoye las políticas israelíes de apartheid, especialmente en los sectores militar, de seguridad y de tecnología de vigilancia, así como la rescisión inmediata del Acuerdo de Asociación con la UE. En última instancia, Israel también debe rendir cuentas por sus crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio.
Nosotros, los abajo firmantes, afirmamos que la existencia de Israel no protege a los judíos; más bien, es deber de todos los Estados del mundo crear un clima en el que el racismo, incluido el antisemitismo, no tenga cabida y todas las personas puedan vivir en seguridad.
El judaísmo no es sionismo.

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Protesta en el Capitolio de los Estados Unidos. (23 de julio de 2024)
La foto de portada se ha sacado del video que recoge la protesta de la organización Voz Judia por la Paz en el Capitolio de USA en protesta por la visita de Netenyahu pidiendo el alto al fuego, y el cese del envío de armas. Por su significación se recoge un enlace a ese video en YouTube.
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