«Mantener el operativo de incendios todo el año es absurdo y un despilfarro». Suárez-Quiñones, consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación Territorial de Castilla y León. < https://www.eldiario.es/castilla-y-leon/politica/administracion-peores-incendios-castilla-leon-quinones-nuevo-centro-polemica_1_12529427.html>
Los ciudadanos de los Estados miembros de la OTAN deben «aceptar hacer sacrificios», como recortes en sus pensiones, sanidad y sistemas de seguridad, para aumentar el gasto en Defensa… Declaraciones de M. Rutte, Secretario General de la OTAN el 12.12 2024. <https://es.euronews.com/video/2024/12/12/rutte-pide-a-los-ciudadanos-europeos-sacrificios-para-aumentar-el-gasto-en-defensa>
Pedro Sánchez anuncia un aumento extraordinario de 10.471 millones de euros en gasto militar en este mismo año. Vamos a cumplir con la U.E. «sin tocar un céntimo de euro del gasto social» 26.03.2025 < https://www.elsaltodiario.com/gasto-militar/pedro-sanchez-anuncia-un-aumento-del-gasto-defensa-10000-millones-euros>
Los terribles incendios de las últimas semanas, en medio de una larga ola de calor, nos lleva a preguntarnos una vez más qué es lo que realmente tenemos que defender, qué nos da seguridad. En otros artículos hemos insistido en que son los servicios públicos, la propia Seguridad Social, la educación pública, la sanidad, el sistema público de pensiones, las residencias de mayores, la vivienda, las guarderías y un largo etc, lo que nos da de verdad seguridad. A esta larga lista hay que añadir a los bomberos y a los escasos servicios de protección civil y, en el caso que nos ocupa, a los bomberos forestales, como verdaderos defensores del territorio, de la diversidad biológica, de bienes, cultivos y de la propia población de los pueblos. Como en otros servicios públicos, constatamos amenazas comunes como son la precariedad laboral, reducciones de plantilla, plazas sin cubrir, obligaciones legales sin cumplir, privatización del servicio, subcontratas o reducciónes del presupuesto directamente, lo que conlleva un mal servicio, la constatación real de inseguridad, el incumplimiento de la prevención y la protección. Con frecuencia hay que añadir la incompetencia de las personas responsables, elegidas más por criterios políticos que por cualificación y verdadera voluntad de servicio.
El cambio climático ha venido para quedarse y según los expertos se va acelerando más deprisa de lo inicialmente previsto. Todo apunta a que los episodios de temperaturas extremas, lluvias torrenciales, granizadas, vientos huracanados o nevadas extremas serán cada vez más frecuentes, por lo que es urgente abordar definitivamente la descarbonización y las emisiones a la atmósfera que aceleran el cambio climático para no hipotecar más el futuro de la humanidad. Negar el cambio climático es criminal porque impide poner los medios y afrontar con eficacia las amenazas a la vida. Lo vimos en la dana que arrasó zonas de Valencia después de que su gobierno suprimiera la Unidad de Emergias Valenciana.
En todas las llamadas catástrofes «naturales» de los últimos tiempos en España hay tres reclamaciones clave: la falta de recursos, la falta de previsión y la falta de presupuesto para la prevenciòn y la reconstrucción. Es aquí donde la comparación con los medios invertidos en gasto militar es más sangrante. Se argumenta que es un despilfarro tener contratados bomberos forestales, equipos y maquinaria pesada adecuada en invierno, pero a penas nadie ve como un despilfarro criminal tener 120.000 militares ociosos en invierno y en verano, en primavera y otoño, «por si acaso» nos viene a invadir el enemigo, creado para seguir alimentando el militarismo y sus dinámicas de dominación y espolio. Lo mismo sucede con el material. Por si acaso, costosísimos tanques, vehículos de todo tipo, aviones o barcos se encuentran en sus hangares militares o, peor aún, de maniobras, contaminando el planeta y buscando enemigos por el mundo. Mientras el fuego seguía quemando hectáreas los pueblos esperaban hidroaviones o equipos que tenían que venir de miles de Km. porque no era prioritario tener más recursos por si acaso no había más de un gran incendio. Es necesario escuchar las quejas vecinales no sólo en cuanto a la grave falta de recursos sino también en cuanto a la seguridad del territorio, de sus bienes y de sus vidas. Obligar a desalojar los pueblos sin más puede ser necesario en algunos casos pero no debe ser la primera ni la única opción. Las administraciones deben tomarse en serio dotar a cada municipio, a cada comarca de los materiales necesarios para hacer frente al fuego, en este caso, en el primer momento, cuando más fácil es apagarlo, aprovechando la motivación y los conocimientos del terreno que tiene la población. Será necesario invertir en formación de técnicos y especialistas y establecer protocolos de coordinación. Habrá que invertir en crear zonas protegidas .en torno a las poblaciones, en repoblar con especies autóctonas más resistentes al fuego o en cambiar el modelo de obtención de recursos de los montes. Es verdad que todo eso significa decisión política y dinero. 17.000 millones son el 1% del PIB, que daría para muchas políticas de prevención. Por «imposición» del ganster del imperio gastaremos el 5% del PIB en preparar la guerra, fabricando y comprando armas americanas que no nos hacen falta. Es necesario movilizarse para parar esta locura e invertir en lo que realmente nos da seguridad.
Las guerras son evitables, previsibles, prescindibles, son un producto humano con gran arraigo en la cultura patriarcal militarista en que vivimos. Las catástrofes son inevitables, sólo podemos prevenir y paliar en parte algunas de sus consecuencias. Son ahora nuestro verdadero enemigo, no busquemos más. Es fundamental poner en evidencia el coste de oportunidad que supone el despilfarro militar. Como ejemplo, con el coste de un caza F35 se podrían comprar 10 helicópteros de extinción de incendios. Podemos hacer la equivalencia en escuelas, hospitales, guarderías, vivienda protegida o financiación de universidades.
Alimentar el militarismo nos conduce a la destrucción mutua asegurada como último escenario. Superar el militarismo nos llevaría a conjurar la amenaza de la destrucción y la guerra y a invertir esos enormes recursos en hacer frente al cambio climático, verdadera amenaza hoy para la vida. Cada euro, cada millón de euros invertido en gasto militar es un euro, un millón de euros que nos roban, contra la vida. Dejemos de invertir en preparar la destrucción y la muerte lo que necesitamos para cuidar de las personas y del planeta.
¡Ni un euro para el rearme! ¡Ni un voto para la guerra! ¡Todo el presupuesto militar debe ir a la defensa y seguridad del territorio, las personas y la biodiversidad!
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