Juan Carlos Rois
Al acabar el año 2021 queremos hacer balance de la política de defensa que el gobierno ha propiciado.
Adelanto la conclusión: el gobierno más progre de la historia ha mostrado sin tapujos su opción militarista descarnada y neoconservadora.
Actuación política militarista
Lo podemos repasar en las múltiples actuaciones desarrolladas a lo largo del año:
- Acabamos el año confirmando la participación de España para 2022 en 17 operaciones militares en el exterior. Únicamente hemos abandonado una, la de Afganistán, de donde hemos salido después de derrochar más de 4.000 millones de euros en una guerra absurda (en realidad la cifra real no la han dado a conocer por lo escandaloso) y sin hacer la más mínima evaluación acerca de dicha participación.
- Mantenemos las doctrinas militares de fronteras de seguridad avanzada que justifican nuestra implicación militar, por ejemplo, en las guerras del Sahel mantenidas por intereses de dominación de Francia y otras potencias occidentales y en el golfo de Guinea, donde se dirime el acceso a importantes recursos naturales y materias primas, así como el interés militar puesto en áreas del planeta donde se ponen en juego recursos estratégicos a escala mundial o corredores de comunicación/tráfico de mercancías igualmente estratégicas y energías fósiles.
- Mantenemos un nivel de gasto militar excesivo en su cuantificación (de más de 34.000 millones de euros en 2021 y más de 39.000 para 2022), insostenible económicamente (del mismo, más de 12.000 millones son para pagar y generar deuda par poder sostener el elevado gasto), opaco contablemente (de este gasto sólo 10.000 millones se reconocen como gasto militar por el gobierno, repartiendo el resto entre otros ministerios y organismos para disfrazarlo y ocultarlo) e insolidario respecto de las necesidades sociales y de los verdaderos intereses de la seguridad humana de la sociedad española y del planeta.
- A lo largo del año, el gobierno ha aprobado sucesivos aumentos de gasto militar y créditos a la industria militar.
- Durante el año se ha consolidado la preferencia del gobierno progre por impulsar la I+D+I militar por encima de la civil y en los presupuestos de 2022 recientemente aprobados se ha consolidado e incrementado aún más el agravio comparativo.
- Se han comprometido gastos multimillonarios con cargo a presupuestos futuros (lo que condiciona la política que pudiera hacer en un futuro un gobierno con sensibilidad menos militarista) para programas de armamentos futuros, con el horizonte puesto en el nuevo ciclo de rearme que hemos iniciado y que durará, al menos, hasta 2035 y que incrementará nuestra ya de por sí inabordable deuda militar de 32.000 millones de euros en al menos otros 10.000 millones más.
- Se han concedido créditos del ministerio de Industria a Interés cero para prefinanciar el diseño y fabricación de nuevos programas de armas por importe de varios miles de euros.
- Se ha impulsado, incluso con el apoyo de las principales instituciones estatales, la venta de armas a otros países para consolidar una industria militar con una cuota de mercado mundial que la convierte en la sexta potencia del mundo en el negocio de la guerra. Entre los clientes de esta industria están algunos estados tan indecentes como Arabia Saudí, Israel, Mali o Egipto, y otras satrapías en estado de guerra. También hemos vendido material antidisturbios y policial a Cuba en plena ola de represión, a RDA o Albania, o armas “de caza” a Ucrania, por poner ejemplos de la falta de escrúpulos de nuestra industria militar. Preguntada en el Parlamento en el mes de junio la secretaria de estado Xiana Méndez por la venta de armas a países como Arabia, ha justificado la falta de aplicación de los protocolos de embargo porque “no hay ningún embargo internacional vigente”.
- El gobierno ha firmado en 2021 acuerdos para consolidar espacios destinados al militarismo, como los firmados con ayuntamiento de Córdoba y la Comunidad de Andalucía para la base logística del ejército en Córdoba en septiembre de 2021, el firmado para el Parque logístico de Airbus en Albacete (donde se fabricarán los helicópteros de combate para los que España ha comprometido más de 1.800 millones de euros), la colaboración en el Campus Futura de Airbus en Getafe (inaugurado por el rey y el presidente de gobierno en abril de 2021), o el compromiso que ha adquirido el Gobierno de crear un polo tecnológico militar en Cantabria para construir vehículos autónomos marinos no tripulados.
- Durante el año 2021 el Gobierno ha propiciado más de doscientos convenios de colaboración con universidades, entidades privadas de todo tipo, fundaciones y asociaciones sin ánimo de lucro, ayuntamientos, federaciones de municipios y provincias, diputaciones provinciales, comunidades autónomas y ministerios, ya sea para difundir la propaganda del ministerio de Defensa, o para dar salidas laborales y ocupacionales a militares y promover atracción de talento para el ejército.
- Durante 2021 la política de manipulación informativa del Ministerio de Defensa ha sido abrumadora, aprovechando todo tipo de acontecimiento social para ensalzar el militarismo y sus metodologías como solución para los múltiples problemas sociales. Ejemplos especialmente relevantes han sido la utilización del ejército de forma propagandística y dudosamente útil en la pandemia o en diversas catástrofes naturales acontecidas a lo largo del año, todo ello en detrimento de la consolidación y el fortalecimiento de medios civiles de atención a los cuidados requeridos, ya sean de tipo médico, educativo, social, contra incendios, etcétera.
- Se ha magnificado el ya de por sí inabordable problema del gigantismo militar español, con un ejército desmesurado en su número y desproporcionado en la ratio que mantiene de un mando por cada 1,7 soldados, aprobando nuevas prebendas para mantener a los soldados mayores de 45 años que terminan su límite de compromiso con las fuerzas armadas, asumiendo demagógicos aumentos de sueldo para militares y guardias civiles y convocando nuevas ofertas de empleo destinadas a incrementar las plantillas militares y de la guardia civil. Durante el año 2021 el impacto de las mejoras retributivas del ministerio de defensa ha supuesto más de 340 millones de euros adicionales de gasto.
- Se ha promovido, con el patrocinio de diversos ministerios, la celebración de diversas ferias de armas y encuentros de señores de la guerra, como FEINDEF, Aerospace & Defense Meetings-ADM Sevilla 2021.
- Durante 2021 se han incrementado las zonas sometidas a control militar y la declaración de zonas de interés para la defensa en Madrid, Zaragoza, Fuerteventura, Cartagena, y se adscriben buques y otros bienes civiles para la defensa nacional.
- Se ha creado un portal específico para la propaganda del ministerio de Defensa: Portal de Cultura de Defensa y una política de comunicación destinada a promover los intereses comunicacionales del militarismo.
- Se ha escenificado la identificación del nacionalismo español con el militarismo, de lo que los principales hitos son los desfiles en el día de “la hispanidad” o las apariciones y difusión de la imagen del rey vestido de militar.
- Se ha dotado a la policía de material militar y de un enfoque cada vez más abiertamente militarista y securitizador que considera todo tipo de problemas como materia de seguridad y vigilancia y que mantiene la idea del “enemigo interno”.
- Se ha autorizado sin ningún remilgo el uso de puertos españoles para el traslado de material militar y al servicio del comercio de armas destinadas a países canallas.
- Se ha consolidado la participación española en la OTAN y el seguidismo de las políticas de dominación-violencia que protagoniza esta organización al servicio de los intereses de EE. UU.
- Se ha prorrogado el convenio de cooperación militar con EE. UU. de 2015, consolidando las bases americanas de Morón y Rota y su papel en la política americana en oriente medio, Rusia y en el mediterráneo.
- Se ha negociado para celebrar en 2022 la cumbre de la OTAN en España, coincidiendo con el 40 aniversario de la organización atlántica.
- Se ha impulsado por la ministra de defensa la definición de una nueva estrategia europea de defensa que pretende dotar a Europa de más capacidades militares e industriales en materia de defensa.
- Se ha impulsado la participación de España junto con otros países europeos, dentro del marco de la “Cooperación Estructurada Permanente” a fin de adquirir fondos de la Agencia Europea de Defensa para la fabricación de diversos sistemas de armas (fragatas de combate, corbetas, helicópteros, etc.).
- Se ha mantenido la especulativa política de venta de terrenos militares innecesarios con vistas a la construcción de nuevas e innecesarias infraestructuras militares y la compra de armas.
- Se han seguido manteniendo estructuras exclusivas y paralelas a las civiles (hospitales, previsión social, centros recreativos, deportivos o educacionales, museos, espacios naturales, farmacia, jurisdicción propia, centros religiosos y un largo etcétera) que convierten a los ejércitos en un estado dentro del estado.
En definitiva, las políticas de defensa del gobierno del PSOE y Podemos no se diferencian en nada de las llevadas a cabo por el PP y el PSOE en solitario y del consenso cerrado y desde arriba de la élite en esta materia.
Contrasta, si cabe, el refuerzo del militarismo que supone la actuación de un gobierno que se dice diferente y la falta de cualquier perspectiva de abordar los múltiples problemas que genera nuestro militarismo, tales como la inabordable e ilegítima deuda por programas de armas que no se necesitan, o el del secular déficit del presupuesto militar que genera una deuda insostenible, o el del propio gigantismo de nuestro ejército y los múltiples y absurdos privilegios de que goza, o la duplicidad y el despilfarro, o la opacidad y el secretismo de la política de defensa, o la mentalidad y los valores impartidos en las academias y salas de banderas, o el intervencionismo militar y la subordinación a la política de la OTAN y de EEUU, o la I+D+I militar, o el inaceptable apoyo a los señores de la guerra y un largo etcétera.
Colaboracionismo social e institucional.
Llama la atención el colaboracionismo institucional del que goza el militarismo en España y que en 2021 se ha hecho, una vez más, patente:
- La penetración y normalización de los valores militares en todas las instancias sociales e institucionales.
- La inclusión de la visión militar en los diversos ciclos educativos y sociales mediante los materiales preparados para inculcar la “cultura de la defensa”, las acciones de difusión preparadas por el Ministerio de Defensa, los actos de exaltación y las juras de bandera.
- La expansión de las soluciones militares y securitizadoras a cualquier problema social y la cada vez más indefinida participación de las policías en las políticas de seguridad y defensa de enfoque militar,
- La presencia de un alto número de militares, e incluso de sagas de políticos vinculados por lazos familiares o profesionales con militares, en el Parlamento y en la política.
- El escandaloso trasvase de militares y de políticos a la industria militar y el puertagiratorismo existente.
- La escasa calidad de la información, la nula preparación de los periodistas y el seguidismo acrítico de todo lo que se refiere a lo militar y la invisibilización de las posturas críticas al militarismo.
- La ausencia de debate crítico en las principales agendas mediáticas, políticas y académicas sobre los temas militares.
- La participación mediante subvenciones, convenios de colaboración, conciertos, encomiendas de gestión, Gastos presupuestarios, exenciones de impuestos y tasas y otras fórmulas de las distintas administraciones públicas con Defensa y la industria militar.
- El reparto del gasto militar disfrazado en casi todos los ministerios.
La expresión antimilitarista
El antimilitarismo sigue manteniendo su testimonio de crítica, lucha y contraste con los valores y las prácticas militaristas.
Durante 2021 se pueden, entre otras muchas acciones, poner en valor algunas de las actividades de lucha antimilitarista
- Las luchas contra las ferias de armas con notable repercusión en Sevilla y Madrid
- Las luchas contra la militarización del territorio, de las que son ejemplo las luchas contra los campos de tiro en Navarra y Aragón (Bardenas Reales), Cádiz (sierra del Retín), Huelva (proyecto CEUS de drones en Moguer), la base militar de Viator (Almería) o Alicante (monte Aitana).
- La campaña contra el gasto militar y la propuesta de objeción fiscal.
- Luchas y acciones directas noviolentas frente a diversas expresiones del militarismo.
- Boicots a barcos de armas.
- Denuncia de la banca armada.
- Denuncia de la presencia del ejército en actos civiles y educativos.
- La vinculación, cada vez más frecuente y fructífera, entre las luchas antimilitaristas, ecologistas y feministas y el aprendizaje compartido de estas.
- La difusión de la crítica a los diferentes aspectos del militarismo y de propuestas de alternativas a este.