Derechos Humanos Contra el Militarismo.

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Se cumplen 74 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pese a sus limitaciones, sigue siendo un buen termómetro de los espacios donde la vida vale poco, se desprecia, se amenaza o se elimina. Debería también servirnos como indicador de los procesos políticos que nos llevan, como en el pasado, a justificar crímenes contra la humanidad, a clasificar y excluir a las personas según su procedencia, su color de piel, su religión, ideas políticas, recursos económicos o preferencias sexuales. Dos peligros que se dan la mano amenazan de nuevo: El Militarismo y el Nacionalismo. Si el primero parte de una concepción del mundo jerárquica, autoritaria y justificadora de la guerra y la violencia como forma de posesión y apropiación, el nacionalismo divide a las personas en patriotas y extranjeros, los «nuestros» y los otros, como el «enemigo», la amenaza contra la que todos los medios son justos y necesarios. Cuando la patria, convertida en deidad a la que todo se le debe y por cuyo bien todo se justifica es percibida por el militarismo en riesgo – ¡la patria está en peligro!- se avecina la barbarie, la violencia extrema, la guerra. ¡No caigamos en los cantos de sirena patrióticos! Comprobamos, sin necesidad de mucho esfuerzo, que es en los países donde se han implantado dictaduras militares o se encuentran en guerra, donde los Derechos Humanos se violan sistemática y masivamente. Le siguen los países con regímenes autoritarios, con cierta apariencia de democracia, algunos tan cerca como Marruecos, Polonia o Hungría. Finalmente, tenemos a las democracias donde teóricamente se respetan pero en la práctica se violan de distintas maneras. La progresiva y silenciosa militarización en España así como el auge de las corriente autoritarias preludian una amenaza masiva a los Derechos Humanos, comenzando por el derecho a la migración, obstaculizado por políticas securitarias en las fronteras, reprimido con violencia e ignorado en las rutas marítimas donde la indiferencia de los estrados se convierte en negligencia criminal .

No podemos olvidar en España la violación de Derechos Humanos que supone la existencia de la Ley Mordaza, implantada por el Partido Popular y aplicada por un «gobierno de progreso». Uno de los aspectos más lesivos es la criminalización de la protesta pacífica, lo que dificulta los procesos de crecimiento democrático y resolución justa de los conflictos. No menos preocupante es la limitación de la libertad de expresión, de información y de manifestación. En su concepción autoritaria, otorga a la policía la presunción de veracidad, una anomalía que atenta contra el más elemental sentido común y de justicia. Vemos con inquietud que derechos como una sanidad de calidad, la educación, la vivienda, los recursos sociales, las pensiones …siguen estando limitados o amenazados para los más desfavorecidos mientras crece sin control el gasto militar.

No nos engañemos, cada euro invertido en preparar la guerra, en instruir soldados obedientes, en fabricar y vender armas, en investigación militar, en desfiles militares, en levantar muros, en izar banderas…es un euro que nos aleja de los Derechos Humanos, de los cuidados de las personas y el planeta, de lograr una vida digna para todas. Poner la vida en el centro significa, necesariamente, combatir el militarismo.

Animamos a participar el próximo día 10 de diciembre en las distintas formas de reivindicar el cumplimiento de los Derechos Humanos allí donde cada persona se encuentre. La lucha sigue.

Recomendamos nuestro artículo del año pasado: https://alternativasnoviolentas.org/2021/12/10/derechos-humanos-y-militarismo-una-conciliacion-imposible/