De Tiananmén a la Rebelión de los Papeles en Blanco. La larga marcha de la resistencia civil en China.


La Rebelión de los Papeles en Blanco.

Una ola de desobediencia civil y manifestaciones populares ha obligado al todopoderoso Partido Comunista Chino a cambiar radicalmente sus políticas de confinamiento de la población como estrategia sanitaria contra la covid.

Con la pandemia como excusa se implantó un riguroso y abusivo sistema de control de la gente, con vallas en barrios y bloques de viviendas, prohibición de encuentros y reuniones, alarmas y tarjetas digitales para salir de casa, ir a la compra o viajar, con cuarentenas repetidas y una censura y vigilancia virtual asfixiantes. Todo ello ha provocado las mayores protestas populares en toda China desde la masacre de Tiananmén.

La muerte de trabajadores en el incendio de una fábrica a la que los servicios de salvamento no pudieron llegar por las vallas y cierres anticovid (en Xinjian, la región de la minoría étnica de los uigur, especialmente perseguidos y sometidos a un control virtual exhaustivo) o las 27 personas muertas en accidente de autobús cuando eran trasladadas obligatoriamente a centros de cuarentena, son solo detonantes, añadidos al malestar. Las protestas y manifestaciones se han extendido por toda China exigiendo el fin de los confinamientos masivos y cuestionando el plan y la eficacia de la lucha contra el virus. Pero también son protestas prodemocráticas, por la libertad de prensa, por el fin de la censura de internet y del cine. Llegaron a censurarse los partidos del Mundial de Qatar porque en ellos se veía a miles de personas juntas, sin mascarilla. Se derribaron muros y vallas y se forzaron puertas; ha habido marchas y vigilias nocturnas, donde cientos de personas han desobedecido las órdenes de disolverse; se han cantado los versos del himno nacional que dicen “arriba todos los que se niegan a ser esclavos”.

Especial fuerza movilizadora han tenido los Papeles en Blanco, convertidos en símbolo de la libertad de expresión y contra la censura. En la importante universidad de Tsinghua (Pekin) una estudiante protestaba con un folio en blanco. Cuando se lo quitaron, se le unieron cientos: “el papel en blanco representa todo lo que queremos decir y no podemos”.

La Revolución de los Paraguas en Hong Kong. 2014.

Con ella se muestra una vez más, el poder y la eficacia de la noviolencia cuando la gente, multitudinariamente, se organiza y se manifiesta; y muestra también lo fácil que es infiltrar la violencia para reventar, pervertir y desprestigiar los mejores proyectos.

Hong Kong, la tercera capital financiera del mundo, con 7’5 millones de habitantes, es una de las 2 regiones de Régimen Especial de China según la política de “Un país, dos sistemas”, con autonomía, libre mercado, fronteras y aduanas. Alquilada durante 100 años a Gran Bretaña, fue transferida definitivamente a China en 1997, con el compromiso de mantenerla durante 50 años como región administrativa especial, preservando las libertades y los sistemas político y económico capitalistas.

El proceso de integración y asimilación genera importantes problemas. En 2014 comenzaron grandes movilizaciones en defensa de una autonomía real, convocadas por el movimiento de desobediencia civil Occupy Central with Love and Peace (https://en.wikipedia.org/wiki/Occupy_Central_with_Love_and_Peace) y el consejo estudiantil que, ante el plan de China de preseleccionar los candidatos para las elecciones de 2014, exigen sufragio universal de verdad y retirar la reforma electoral. Decenas de miles de manifestantes bloquean durante 79 días el Centro Financiero de Hong Kong. Las manifestaciones y acampadas hacen cerrar escuelas, bancos y empresas. El Distrito Central suspende sus actividades. China corta Instagran y Weibo (el whatsapp chino). El 1 de octubre, Día Nacional de la República Popular China, los manifestantes se conjuran contra la violencia, los gritos o los gestos ofensivos contra China, dando la espalda durante el acto de izada de la bandera. Para protegerse del gas pimienta de la policía y para preservar la intimidad ante las cámaras omnipresentes, comenzaron a utilizarse los paraguas, que se convirtieron en símbolo y protesta.

Una segunda oleada de manifestaciones masivas ha venido desarrollándose en Hong Kong de 2019 a 2021, hasta conseguir la retirada del proyecto de ley de extradición a China para juzgar a los detenidos, y para preservar la autonomía y el sufragio universal, y denunciar la pobreza y la desigualdad brutal, incrementada por la llegada de super ricos y magnates chinos.

Múltiples manifestaciones salpicadas de acciones de desobediencia civil y no colaboración, pero no siempre pacíficas y coordinadas, ni con una planificación adecuada, fueron perdiendo simpatía y eficacia. A ello se añadió la pandemia y una fuerte represión policial.

El conocer, además, el apoyo explícito de Gran Bretaña y los EEUU, con declaraciones y pagos directos a través de la Foundation National Democratic Institute for International Affairs (www.ndi.org) incomoda, pero no anula el poder y la eficacia de las estrategias noviolentas, aún ante los regímenes más represivos.

Ocupación de la Plaza de Tiananmen.1989.

Si hay un símbolo de Tiananmen es la foto de un hombre solo, desarmado y con unas bolsas de plástico, haciendo parar una columna de carros de combate. Fue tomada el 5 de junio de 1989 cuando los blindados del ejército popular chino se retiraban después de desalojar la Plaza.

Parece que las grandes movilizaciones populares de protesta pacífica en China son más frecuentes y toleradas de lo que creemos, denunciando a dirigentes corruptos o planteando las reformas políticas y democráticas de la anunciada y pendiente “quinta modernización”, más allá de las reformas económicas y militares del “socialismo de mercado con características chinas”.

Aquí se inscribe la Ocupación de la Plaza de Tiananmén en Pekín, del 15 de abril al 4 de junio de 1989, verdadero movimiento de cambio social y político, movimiento que recorría la Europa del este con la “glasnost” de Gorbachov.

La ocupación de la Plaza comienza con los actos de homenaje a la muerte del exsecretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) Hu Yaobang, purgado por apoyar las reivindicaciones democráticas de los estudiantes. El 18 de abril miles de estudiantes organizan una sentada en la Plaza, delante del Gran Palacio del Pueblo (parlamento), que se convierte en permanente. En los días siguientes 100.000 personas invaden la plaza. El movimiento se extiende. Se denuncia la corrupción, el nepotismo y los privilegios de los miembros del partido, la desigualdad creciente, la falta de salidas para los universitarios, y se exige la democratización, la creación de organizaciones independientes del partido. Los estudiantes se organizan en Asociación Autónoma, festiva y no violenta. Hay manifestaciones de apoyo en decenas de ciudades. El 13 de mayo unos mil estudiantes comienzan una huelga de hambre, y despiertan gran simpatía entre la población. Miles de personas viajan desde otras localidades para solidarizarse con ellos. Aglutina a todo tipo de personas, estamentos sociales, profesionales, intelectuales, estudiantes, gentes del partido, policías. Camiones enteros de grupos de trabajadores de las empresas públicas acuden a la Plaza a apoyar el movimiento y se constituyen allí mismo en Asociación Autónoma de los trabajadores de Pekín, independientes de los sindicatos oficiales. La Cruz Roja establece servicios sanitarios.

En esos días se celebraba la Primera Cumbre Chino-Soviética en 30 años. Se esperaba recibir a Gorbachov en la Plaza. La situación creó tal confusión en el gobierno que una parte de la dirección del partido apoyaba a los manifestantes, e incluso el secretario general Zhao Ziyan habló con los huelguistas y les prometió diálogo, mientras que otra, con Den Xiaoping, propugnaban una represión frontal, que fue lo que se impuso. La ceremonia de recepción a Gorbachov tuvo que celebrarse en el aeropuerto. Con este desprestigio y ante el miedo a perder el control, el 20 de mayo se declara la Ley Marcial. Altos cargos militares y dirigentes políticos se oponen a ejercer la represión, y son apartados y arrestados. Policiías y militares acantonados en Pekín se ven incapaces de desalojar la plaza, o sintonizan con el movimiento, y se retiran a los cuarteles de la periferia.

El gobierno ordena entonces el traslado a la capital de tropas de las provincias, unos 200.000 soldados de 22 divisiones, de 13 cuerpos de ejército, con la orden expresa de desalojar la plaza en la tarde noche del 3 al 4 de junio, por todos los medios.

Los pekineses montan barricadas, bloquean carreteras y cruces, hacen muros humanos para frenar y convencer a los soldados, les dan comida y agua. Jóvenes en moto aseguran la comunicación entre los barrios. La resistencia es fundamentalmente pacífica y se llama a la acción noviolenta. Pero también se comienza a tirar piedras, objetos, algún cóctel molotov, y una columna de vehículos militares resulta incendiada, ante lo que los soldados responden  con fuego real. Los carros de combate avanzan hacia la Plaza disparando y aplastando gente. El ejército contra su propia gente. Una masacre, con miles de muertos, casi todos en los alrededores, y no en la Plaza.

En la plaza, abarrotada de gente, con miles de personas, un sector de estudiantes decide no retirarse, proclamando el compromiso de resistencia pacífica y de colaboración con la policía para frenar a los provocadores y evitar una mayor violencia. Se negocian pasillos seguros para quien quiera retirarse. Cuando un grupo, echando mantas con gasolina, incendia un blindado que había aplastado a varias personas, se forma un cordón humano para proteger a los soldados que consiguen salir y se les conduce hasta un punto sanitario seguro, evitando su linchamiento. Se convence a un grupo de obreros que había confiscado una ametralladora, para que la retiren y no disparen. Se organiza una retirada de armas blancas, palos, barras, y diversas herramientas, tratando de rebajar el nivel de violencia, en un escenario que acabó siendo un caos de sangre, disparos y muerte.

La noviolencia, que ha demostrado su valía frente a los regímenes más dictatoriales y represivos, necesita siempre entrenamiento, planificación, estrategias y divulgación, para incrementar su eficacia y ser una alternativa constructiva para la resolución de los conflictos.

__________________________________

-Sobre la rebelión de los Papeles en Blanco puede verse ( https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/preguntas-respuestas-protestas-china-significan-folios-blanco-pasara-ahora_1_9749818.html)

-Sobre la Revolución de los Paraguas en Hong Kong. ( https://es.wikipedia.org/wiki/Protestas_en_Hong_Kong_de_2014)

-El gobierno chino ha silenciado absolutamente los sucesos de Tiananmèn, como secreto de estado, para tapar la masacre contra su propia gente, pero también, para borrar de la memoria su modelo y la posibilidad de repetir sus métodos populares alternativos de lucha y organización. Hay informaciones del disidente Bao Tong, alto funcionario reformista prodemocrático, que sufrió 7 años de cárcel por ello (https://en.wikipedia.org/wiki/Bao_Tong). Y también hay suficiente información en internet para aproximarse a los sucesos de aquellos días en China: (https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Tiananm%C3%A9n)

____________________________________