Worth, valor (económico)

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Worth es una película que veo por casualidad, pero que me impresiona y me hace pensar. Tiene mucho que ver con el contenido del anterior artículo “Desigualdad, violencia y conflictos

Va del barullo que se montó cuando el Estado de USA quiso compensar a los familiares de las víctimas del atentado de las Torres Gemelas y el Pentágono el 11 de Septiembre de 2001.

Lo primero que pensé fue que un Estado mínimo, como el que pretende Trump, malamente podría indemnizar a un número tan grande de familiares. Un Estado grande y fuerte vale para eso, para demostrar la solidaridad que tenemos entre los humanos.

Grandes empresas vs. gente normal

Pero no todo es bondad, o casi nada lo es. Las primeras reuniones del gobierno no son con la gente, sino con las aerolíneas. Estas les convencen de que no pueden dejar que todas las personas les demanden porque supondría su quiebra y la de toda la economía, por consiguiente. Y se desplaza el foco con inusitada rapidez desde la gente común hacia los intereses de las aerolíneas y sus posibles pérdidas. El planteamiento nos suena al de la crisis económica de hace unos años y la “imprescindible” salvación de la banca a cargo de los contribuyentes. Se nos amenazó constantemente con que si no les rescatábamos, caería toda la economía española, europea y mundial. Pocos países no rescataron a los bancos. Islandia es un ejemplo de país que no se dejó amedrentar, no rescató a los bancos, pero sí salvó su economía. Pero en la UE fueron 15 países los que sí rescataron a sus bancos:

Reino Unido, Irlanda, España fueron los más afectados, pero también fue grande el agujero en Grecia, Holanda y Alemania.

El Estado, a través del FROB se prestó a los bancos 42.642 millones de los que, apenas, recuperó 4.477, un 10%. El 90 % restante se perdió para los españoles en los bolsillos de los bancos. Pero los bancos no tienen nunca un comportamiento tan solidario. No hay noticias de que hayan rescatado a toda la gente necesitada tras la pandemia, por ejemplo. Clamaron para que fuera imperativa la solidaridad con los bancos, pero no aplican el mismo rasero con la población.

Ricos vs. pobres

Me llamó mucho la atención una escena en la que un abogado recibe muchas presiones en una reunión por parte de los abogados de las familias ricas afectadas. No cesan de pedir mayores indemnizaciones y que se les cubra, incluso, las mayores ganancias que podrían haber obtenido si continuasen con sus trabajos. De no ser así, demandarán fuera del acuerdo con el Estado y quebrarán sus planes.

Otra abogada que se reúne con las familias más pobres (les traducen al portugués) vive la situación inversa: a pesar de que las indemnizaciones que les ofrecen son muchísimo menores, las familias se muestran agradecidas, imaginamos porque, aún así, para ellos era mucho dinero y les daba una posibilidad real de subsistir.

La avaricia contra el agradecimiento.

La racanería de gobierno para indemnizar frente al gasto militar

En la película muestran que la iniciativa de compensación del gobierno nace por presión de las aerolíneas para que no sean demandadas. Es decir, el gobierno asume la parte de las aerolíneas en el pago a los afectados. Además, el gobierno asume la compensación a la baja. Durante la película se dice varias veces que “nadie habla de que sea justa (la indemnización), pero es una forma que les permite (a la gente) cerrar y seguir adelante”.

¿Cuánto costó la guerra contra las armas de destrucción masiva que emprendió EE.UU.? Una buena aproximación parece la de Neta Crawford:

“La historia continúa. No ha terminado”, señala. Crawford es codirectora del proyecto de investigación Costs of War de la Universidad Brown, cuyo último informe estima el costo de las guerras llevadas a cabo por Estados Unidos desde el año 2002 en Irak y Siria en casi 2,9 billones de dólares. Desde el momento en que Estados Unidos invadió Irak en 2003, con el falso pretexto de evitar que Saddam Hussein estaba desarrolando armas de destrucción masiva, más de medio millón de personas han muerto en Irak y Siria. Además, millones de personas han sido desplazadas o han muerto por causas indirectas, como enfermedades. “No fue rápido, no fue fácil y, ciertamente, los costos fueron muy altos”, dice Crawford.

¿Quién compensará a Irak, a Siria, a Afganistán, a Ucrania, etc? Nadie. En las guerras, la solidaridad y la humanidad brillan por su ausencia.

¿Cuánto vale una vida humana?

Durante la película se plantea con cuánto dinero compensar la pérdida de una vida humana a los familiares. Complicada pregunta y complicada respuesta. En las imágenes se dan dos cifras, la más baja, la de un lavaplatos, sería de 350.000 $, la más alta la de un directivo de una empresa, 14 millones de $. ¿Deberían valer igual? ¿Vale más si está casado o si tiene hijos?

Por cierto, ¿y en las guerras, cuánto vale una vida humana? La reconstrucción de Siria tras 5 años de conflicto, por ejemplo, y según cálculos de Fondo Monetario Internacional, costaría 2 décadas de trabajo y entre 100.000 y 200.000 millones de $. Y están hablando de lo material, nada de indemnizar a las familias por sus muertos.

Trato digno frente a ser considerados meros números

El núcleo de la película está basado en esta polémica. Mientras los abogados se centran en determinar una fórmula que se pueda aplicar en todos los casos para calcular el valor de la indemnización, la gente reclama un trato digno y uno de los familiares afectados promueve una web en la que reclama el trato digno y que se cambie el fondo (no se concreta nunca en qué sentido). La clave no es, para los afectados, el dinero, sino ser escuchados y que se tenga en cuenta la problemática concreta de cada persona. Así no se sienten números y sí personas que están siendo ayudadas humanamente. En la película, la ayuda humana, la dignidad en ocasiones es sólo ser escuchado, o que la actuación del padre en el rescate del 11-S sea reconocida en el informe para consuelo de los hij@s, o que se tenga en cuenta la necesidad familiar de conseguir un empleo, o de pagar una hipoteca o de llevar a los hijos a la escuela o la universidad, …